Em el Dinamo de Zagreb aún no se lo creen. Cuando todo hacía indicar que daba un paso de gigante con su victoria ante el Shakhtar Donetsk, los ucranianos se agarraron a la épica y al mayor suspense para rascar un punto milagroso. Y eso que fueron ellos los que empezaron adelantándose en el marcador.
Alan Patrick, en el 13', puso por delante a un Shakhtar que se postulaba como favorito para optar al segundo lugar del grupo. Pero el choque no había hecho más que empezar.
De hecho, en el 25' ya lucían de nuevo las tablas en el marcador. Petkovic batió al veterano Pyatov y dio esperanzas a una afición que tuvo que morderse, y mucho, las uñas en la segunda parte.
Cerca de la hora de partido, Leovac rozó el tanto, pero estrelló la bola en la madera. A partir de ahí, en la recta final se aceleraron los sucesos y los corazones.
En el 74', Moro vio la roja por doble amarilla para dejar a los locales con diez. Pero apenas duró cinco minutos la inferioridad numérica, ya que Marlos, en el 79', calcó a su rival y se fue a la ducha.
La remontada parecía llegar gracias a los goles de Ivanusec, en el 83', y Ademi, en el 89', pero no iba a ser tan fácil la recta final para los locales. En el 90', Junior Moraes puso aún más emoción y nervios a un final que ni el guion más perverso de Hitchcock habría imaginado.
La victoria se tornó en empate final con un penalti cometido sobre el portero visitante, que había subido a rematar la última jugada. Pero fue la penúltima, porque la pena máxima transformada por Tete en el 98' sí que puso punto final al encuentro.
El punto deja con cinco puntos a croatas y ucranianos, si bien los primeros, por diferencia de goles, ocupan actualmente la segunda plaza y, por ende, el billete a octavos.