Para un equipo que iguala a puntos con el primero de los que ahora descendería a Tercera, sumar un punto es avanzar a paso de tortuga. Pero el Rico Pérez puso en valor la igualada ante un Lleida que venía como líder y lanzado.
Además, hubo que rematar contracorriente, mérito añadido. Pero la mentalidad del conjunto alicantino ha cambiado desde hace unas semanas, la toalla ya no se va al suelo.
Salió valiente el Hércules, lo cual facilitó llegada a ambas porterías, aunque no se registraron llegadas especialmente claras. La primera de ellas acabó entre los tres palos. Fue Raúl, de cabeza, quien culminó una buena acción desde la izquierda de Liberto Beltrán.
Fue el último sorbo de la primera mitad, un mazazo en toda regla. Pero, como decíamos, este Hércules tiene ahora otra pasta. Así que porfió el empate sin parar. Hasta que lo consiguió.
Carlos Martínez demostró su instinto en el área a centro de Víctor Olmedo. Ellos mismos los habían intentado en el minuto 62, pero solo tres después repitieron combinación y hubo premio.
El tanto espoleó al líder, que buscó el segundo sin descanso, pero se topó con Falcón, especialmente en una ocasión en el tiempo de añadido que podría haber cambiado la suerte del choque.