No estamos acostumbrados a ver a Messi (28) perder los papeles. El delantero letal del Barcelona suele responder con fútbol a las agresiones de otros jugadores. Sin embargo, ayer el asunto cambió.
El argentino se encaró a Yanga-Mbiwa y el árbitro le perdonó la roja. La actitud de Messi no es entendible y fue totalmente desproporcionada. Sin embargo, el colegiado decidió perdonar su salida del tiesto y resolvió el conflicto con una amarilla para cada uno.