No levanta cabeza el Albacete mientras todo lo contrario ocurre en el Logroñés. El conjunto riojano está de dulce, y lo ha vuelto a demostrar una jornada más, al cosechar su sexta victoria consecutiva.
Ganó el Logroñés sin discusión a un Albacete de capa caída. Midió bien los tiempos, jugó mejor sus cartas y sumó tres nuevos puntos. Le bastó un penalti, a los diez minutos de juego, para encarrilar un partido que, visto en perspectiva, ha sido fácil para los riojanos.
Tras el gol de penalti, convertido por Andy, el Logroñés, que había salido a morder a su rival, se replegó. Dejó la iniciativa al Albacete, pero el cuadro manchego no supo muy bien qué hacer con ella.
Apenas generó peligro, y si lo hizo, fue por su banda izquierda, de largo la más productiva, gracias a la conexión Caballo-Liberto. Y en una de esas tuvo la más clara, en el 20', cuando un centro fácil de Liberto se le escapó de las manos a Santamaría. Gómez lo intentó rematar de cabeza, y su testarazo lo escupió la madera.
Fue prácticamente la única aparición de todo el partido de los delanteros manchegos. Y es que si no llega el balón a Gómez o Zozulia, o a Ortuño una vez coincidieron los tres en el campo, poco puedes hacer. Quedó demostrado por qué es el tercer peor goleador de Segunda este equipo.
El Logroñés no hizo demasiado por darle emoción a la segunda mitad del primer tiempo, y el descanso llegó sin que el marcador volviera a moverse. Para colmo del Albacete, Liberto se rompió mediada la primera mitad. A perro flaco todo son pulgas.
Al no haber cambios a la vuelta de vestuarios quedó claro qué podíamos esperar del segundo tiempo, pero no fue así. No al menos en los primeros minutos, claro, en los que el Albacete intentó reaccionar, pero tras los que se vio de nuevo atrapado por el fútbol del rival.
Peor aún, sus cambios no funcionaron, y los del Logroñés sí. Metió López Garai a Ortuño, entre otros, para reforzar el ataque, y lo que se encontró fue el 2-0 en contra poco después.
Bogusz, quien firmó un encuentro notable, abrió el balón para la internada de Medina, y este dio el pase de la muerte a Sierra. Dos de los tres protagonistas del gol acababan de saltar al terreno de juego, más enchufados, imposible.
No tuvo mucha más enjundia el partido. El Albacete entró en shock, el Logroñés intentó hacer el tercero, pero no lo logró, y cuando el cuadro manchego volvió a reaccionar, se replegó y le dejó hacer, como durante casi todo el encuentro.
Los minutos pasaron y el Albacete acabó bajando los brazos, con un arreón final estéril y sin convencimiento, propio de un equipo abatido, que tiene la sensación de no dar una a derechas este año, al que todo le sale mal.
Todo lo contrario que un Logroñés que suma y sigue, y que se ha olvidado de su condición de recién ascendido para ser la revelación del campeonato. Con un partido menos ya tiene 23 puntos, y está casi a medio camino ya de la salvación matemática, tras encadenar seis victorias consecutivas.