Los líderes del movimiento independentista de Cataluña contactaron con el Barcelona antes del referéndum para obtener 2,7 millones de euros para la liberación, vía pago de fianza, de Artur Mas por el 9-N de 2014 en un acto que habían calificado como "de patriotismo".
Así lo apuntó 'El Mundo' este martes, quien arrancó una serie de reportajes que intentarán desvelar cómo el movimiento independentista intentó convertir el Barcelona en un instrumento clave en la declaración de independencia de Cataluña.
Tal como cita el medio, Josep Maria Bartomeu no quiso entablar conversaciones con los enviados del presidente de la Generalitat y solicitó que fuera Puigdemont, en persona, el que actuara como interlocutor.
La idea del independentismo era convertir el Barcelona en una especie de caja de financiación del movimiento. Y estaba pensado que se hiciera a través de contratos fantasmas con empleados y empresas, la mayoría de ellas ubicadas en Israel.
En este primer avance se recalca que el conjunto azulgrana no entró en el juego y siguió manteniéndose al margen pese a los gestos que en aquellos años tuvo con el movimiento independentista.