El año en que se fue Cristiano, Karim Benzema se convirtió en un futbolista mejor que él. Y ahora su nombre es el primero que aparece debajo del de Messi. A sus 31 años, el gato ya es un león. Un gran vino francés. Un futbolista que baila con el balón en los pies que ha aprendido a usar también los colmillos.
Monseiur Benzema convirtió un local vacío en una fiesta de autohomenaje con todos venerándole. Él reactivó, a base de goles, un duelo muerto en los primeros 45 minutos. Del bodrio a la explosión volcánica. De la siesta al jolgorio. Gracias a un hombre que accionó la palanca para derrochar otra vez un carácter que este año es indómito.
El partido fue Karim y 21 más. Los diez restantes del Madrid siguen de vacaciones; los once rojiblancos pelearon más contra Melero López, que les minó a base de amarillas, que contra el Madrid.
Llegó la segunda victoria de Zidane, que cambió los gestos desesperados en la banda por algunas sonrisas de alivio. Incapaz de encontrar el interruptor de los suyos para competir en el tramo final, Benzema hizo todo el trabajo.
El delantero francés ha escuchado críticas de todos los colores en su década blanca. Este año ha conquistado a todos sus detractores para convertirse casi en un superhéroe de Marvel. Siempre resuelve, todos lo quieren.
De récord en récord
De hecho, consiguió lo que nadie en la historia del club, ni los 'pichichis' más salvajes: firmar ocho tantos consecutivos sin que mediara otro de ningún compañero. Queda claro que es el único que no quiere que se acabe la Liga, por más que no haya más que honor en juego.
Benzema metió bajo la alfombra las vergüenzas del Madrid. Otra vez la apatía blanca quedó patente y potenció la imagen de fin de curso que transmite el equipo desde hace varias semanas. Aunque esta vez se vio un once más ordenado que otras veces, le pudo otra vez la falta de apetito.
Hasta que la cabeza de Karim, en un homenaje a Santillana por cómo marcó los tiempos, cambió el escenario. El Madrid, tras el 1-0, rompió a jugar, a intentar triangulaciones. Jugó con la barra de energía de nuevo rellena. El Athletic por ahí seguía, desconectado absolutamente de esa imagen pundonorosa y rocosa que había conseguido Garitano.
Más sueltos, los madridistas consiguieron el 2-0 en un saque de esquina. La puso Modric y Benzema remató a placer, otra vez mediante testarazo. El partido ya era cosa suya únicamente.
Como le ocurre a los jugadores que están en estado de gracia, los semáforos se abrieron a su paso. Por eso Iago Herrerín salió unos metros de su área para despejar en plancha de cabeza. El resultado, de vídeo casero, fue una asistencia perfecta para Karim, que no desaprovechó el regalo para marcar a placer y llevarse el balón a casa.
Ya es mejor que Cristiano, que Luis Suárez, que Griezmann, que Diego Costa. 21 tantos en Liga. Pero el mayor mérito de todos: haber conseguido la unaminidad del Bernabéu en torno al pedazo de jugador en que se ha convertido llegado a la treintenta.