El Inter se desenvolvió mejor en la locura de Roma. La final de Coppa Italia fue otra demostración, por si todavía la necesitan los más casposos, de que el 'Calcio' hace tiempo que se despidió del 'Catenaccio'. Habría sido la ocasión perfecta para ser conservador, con todo un título de por medio. Pero Inter y Juventus reforzaron la teoría del nuevo fútbol italiano.
La Coppa, más que nunca, se escribió con dos pe. Con dos penaltis, para ser exactos. Y en ninguno de ellos, la tinta fue clara y uniforme, ya que los 'bianconeri' los protestaron sobremanera, especialmente el primero. Fue decisiva esa pena máxima en la recta final para frenar a una 'Vecchia Signora' que había remontado en solo dos minutos el tanto inicial de Barella.
Ya advertíamos de que fue una final de golazos. Solo tardó seis minutos el partido en empezar a dejarlo entrever. Desde la frontal del área, algo escorado a la izquierda, Barella encontró el palo largo con un golpeo perfecto que adelantó a un Inter que había salido mejor.
Tardó la Juve en reaccionar, pero mereció la pena la espera. Hasta cinco ocasiones claras de gol tuvo antes del descanso, pero el marcador no se movería al final de los primeros 45 minutos. En el 22', Dybala se topó con Handanovic con un tiro demasiado flojo para la posición privilegiada en el área que tenía y solo dos minutos después, el portero le sacó una mano espectacular a Vlahovic en su remate cruzado.
Asedio sin premio y remontada en dos minutos
Siguió asediando el equipo de Allegri, que disfrutó de tres llegadas prácticamente en dos minutos. Bernardeschi rozó el palo desde la frontal, Handanovic sacó las puntas de los dedos para desviar un cabezazo tras un córner y Dybala, solo en el área, le pegó más fuerte que colocado para mandarla fuera.
Así se llegó al intermedio, con un Inter casi desaparecido y una Juve que había merecido, como poco, el empate. Pero así es el fútbol. Si el balón no quiso recompensarla antes quizás fue porque le tenía preparada una remontada exprés en el arranque del segundo tiempo.
En el 50', y mereciéndolo menos que en el arreón huracanado del primer tiempo, Morata, que había entrado en el 41' por un Danilo lesionado, desvió lo justo con la espuela un disparo de Alex Sandro. Esto despistó a Handanovic, que ni se imaginaba que iba a estar recogiendo un segundo balón de sus redes 120 segundos después.
Ni tiempo tuvo para reaccionar el Inter cuando se vio por debajo en el marcador. La Juventus montó una contra en un abrir y cerrar de ojos y Vlahovic recibió el balón para quedarse solo ante Handanovic. Se quedó solo gracias a él mismo, que se quitó de en medio a D'Ambrosio con un recorte que aún le dolerá durante unas horas al defensor 'neroazzurri'. Tiró el '7' para que rechazase el meta esloveno y, en su propio rechace, la volvió a cazar para no perdonar.
El 2-1 noqueó al Inter, que parecía haberse acostumbrando a ir tirando con éxito con lo mínimo. Poco después, Perin y Handanovic evitaron que el marcador siguiese aumentando y parecía que el reloj corría sin poder evitarlo hacia un final que habría coronado a la Juventus. Pero aún quedaba mucha historia por contar.
La noche de la 'p': polémica, penaltis, prórroga y Perisic
Coppa se escribió aún con más 'pes' que nunca. Empezó la polémica en el 78', con un penalti más que dudoso. Lautaro se trabó entre De Ligt y Chiellini, pero pareció ser el delantero el que metió el pie en la corva del defensa italiano. El colegiado, ante la exagerada caída del '10', tardó unos segundos, pero acabó por señalar el punto fatídico.
Çalhanoglu siguió la línea de golazos de la noche en el 80', porque también se puede hacer desde los once metros. Con la derecha, puso el balón, que llegó a tocar el palo, en la escuadra y mandó la final a la prórroga.
En el tiempo extra, el Inter sí que fue muy superior a la 'Vecchia Signora', aunque su comodidad comenzó con otra pena máxima que tampoco dejó muy convencidos a los jugadores de la Juventus. De Ligt derribó a De Vrij con la pierna y, tras la llamada del VAR, lo revisó el árbitro y volvió a decretar la pena máxima.
Perisic comenzó su reinado en la prórroga con otra enorme definición desde los once metros en el 99'. Ajustó al palo derecho su disparo con la diestra y le puso la guinda a la noche de golazos con un tanto totalmente al contrario. El croata sentenció la final en el 102' con un zurdazo al ángulo contrario desde la frontal del área que terminó por darle el título al Inter y de bajarle los brazos a la Juventus.