Hay jugadas que pasan a la historia especialmente por tener un final común: el gol. Aquel mágico galope de Maradona o la réplica de Messi ante el Getafe los tenemos grabados en la memoria, en gran parte, porque culminaron con el deseado grito.
Salvando las distancias, que son muchas, Mohamed Salah firmó una jugada de fantasía ante Comoras. Y si el del Liverpool, que marcó un doblete, hubiera salido con éxito del último regate en el área, las opciones de gol y, por tanto, de pasar a la historia eran altas.
El '10' recibió en tres cuartos de campo, escorado a la derecha. Logró pisar el área ante el recule de su marcador, que acabó por los suelos al intentar robarle la bola al 'crack' egipcio.
Salah amagó a continuación con disparar con la zurda, pero lo que hizo fue mandar también al césped a un segundo contrincante con un recorte con aroma a futsal. Siguió gambeteando en busca de una buena posición para tirar, se fue entre los dos caídos y quiso eliminar a un último defensa, pero llegó otro compañero en su ayuda para alejar el peligro.