Un milagro de Champions. Eso es lo que vivió este domingo 16 de mayo un Liverpool que de estar con pie y medio en la Europa League pasó a depender de sí mismo para estar en la próxima Champions gracias a un tanto en el último segundo de Alisson Becker, un guardameta que se disfrazó de héroe y de '9'.
El equipo de Jürgen Klopp debía ganar sí o sí a un descendido West Bromwich Albion para acechar a Leicester City y Chelsea, tercero y cuarto de la tabla, que se miden además en la próxima jornada del torneo. Pese a la necesidad y al dominio brutal, las cosas empezaron muy mal para el conjunto de Anfield, pues Robson-Kanu adelantó en el minuto 15' al cuadro local.
El gol, aunque puso nerviosismo, no modificó un guion preestablecido que se siguió al pie de la letra hasta el pitido final. Las aguas se calmaron un poco pasada la media hoa, pues Salah puso el 1-1 en el 33'. Tenía una hora por delante el Liverpool para marcar un gol a un equipo que no se jugaba absolutamente nada.
La teoría parecía sencilla, pero la práctica se convirtió en un brutal ejercicio de frustración para un Liverpool que vio cómo las ocasiones y los minutos se esfumaban de manera inevitable y, de paso, se llevaban sus opciones de estar en la Liga de Campeones de la temporada 2020-21.
El asedio no cesó pero el tiempo ponía cada vez más contra la espada y la pared al Liverpool. Con cuatro de añadido, el equipo de Merseyside forzó un saque de esquina en el mismísimo minuto 94. Y ahí ocurrió el milagro.
Elevándose por encima de su marcador, el guardameta Alisson Becker, que subió a la desesperada, remató el esférico al fondo de la red y desató la locura en un conjunto que, con sufrimiento y agonía, tiene en su mano en las dos últimas jornadas estar en la máxima competición continental.