Con Santiago Solari volvió la calma. El entrenador argentino solo ha perdido un partido desde que se sentó por primera vez en el banquillo que dejó caliente Julen Lopetegui y ha ido rebajando una tensión que ya comenzaba a estar al límite.
Su andadura comenzó, precisamente, frente al Melilla, al que ganó gracias a un contundente 0-4 (con goles de Benzema, Asensio, Odriozola y Cristo) y dejó prácticamente encarrilado el pase a la siguiente fase, haciendo que el encuentro de este jueves deba ser un mero trámite y oportunidad para los menos habituales.
Pero el Real Madrid no guarda un buen recuerdo en su estadio durante los últimos dos ediciones de la Copa del Rey. De hecho, el próximo cuatro de enero se cumplirán dos años desde la última victoria del conjunto blanco en su casa en la Copa del Rey, por lo que el partido frente al Melilla no es uno más. La racha se debe cortar.
La última victoria fue un cuatro de enero de 2017 ante el Sevilla, dirigido por aquel entonces por el argentino Jorge Sampaoli. Varane y dos goles de James Rodríguez, el que podría volver en el próximo verano, le dieron la puntilla al conjunto hispalense.
Sin embargo, el Madrid acabó cayendo frente al Celta en los cuartos de final al perder por 1-2 en el Santiago Bernabéu, mientras que en la campaña 2017-18 no volvió a haber ninguna victoria en tres partidos.
El Real Madrid empató contra el Fuenlabrada, el Numancia y volvió a quedarse fuera de la competición con el 1-2 que consiguió un fuerte y aguerrido Leganés, que nunca había ganado en el Santiago Bernabéu. Hay cuenta pendiente.