Dice 'Globoesporte' que Juni Calafat, jefe del departamento de fútbol internacional del Real Madrid, habría viajado para comenzar las negociaciones por Neymar con el padre del jugador.
Calafat, con experiencia en el fútbol sudamericano gracias a los fichajes de Vinícius y Rodrygo, iniciaría de este modo la que quizá sea su tarea más ambiciosa hasta la fecha.
Neymar siempre ha sido el objeto de deseo del Real Madrid. Desde juvenil, su desparpajo y proyección han encandilado al club blanco, pero el Barcelona se adelantó a los 'merengues' en 2013, una espina que el club de la capital ha tratado de sacarse desde entonces.
Con su traspaso por sorpresa al PSG hace un año, al Madrid se le abrió la oportunidad de ficharle sin tener que recurrir al pago de una cláusula millonaria al Barcelona, sólo había que esperar.
Pero la realidad es algo más compleja. El PSG pagó al Barcelona 222 millones de euros por Neymar, por lo que no se lo dejará barato al Madrid. El club parisino es posible que se mueva en unas cifras entre 300 y 350 millones de euros, algo prohibitivo, inaceptable.
Además, en Francia no hay cláusulas de rescisión, por lo que el PSG puede enrocarse en la negativa y únicamente acceder a negociar por presiones de su estrella.
Las necesidades económicas del PSG no son ningún secreto, como tampoco que el Madrid tiene la chequera rebosante, máxime después de ingresar 100 millones por Cristiano, acumulando más de 500 'kilos' de beneficio en fichajes desde 2009.
Las buenas relaciones de Florentino con el propietario del PSG, Nasser Al-Khelaïfi, juegan a favor del Madrid. Si Calafat tiene éxito con el padre de Neymar, quizá no sea tan descabellado ver al brasileño de blanco este verano.
Neymar no parece del todo contento con el fútbol francés. Se dice que no se siente protegido por los árbitros, mucho más permisivos de lo que le hubiera gustado (quizá malacostumbrado por el fútbol español, pues el otro campeonato que conoce, el Brasileirao, no es precisamente un juego de niños).
Tampoco le gusta la poca competitividad del campeonato doméstico, que se traduce en un fracaso tras otro en la Champions. Algo que, sobre todo en los últimos años, no sucede en la 'casa blanca'.