La victoria del Madrid de Lopetegui evidencia de forma gráfica y precisa lo que busca el entrenador vasco: el movimiento continuo, la generación de ocasiones constantes, ganar con el bombardeo como método, por aplastamiento. A cañonazos. El 3-0 se quedó corto. Un repaso a los números: el Madrid tiró 30 veces. Olsen sudó tres veces más que Keylor Navas. Heroico el sueco.
No estará Cristiano Ronaldo, bañado en lágrimas a más de 350 kilómetros de distancia, pero sí una nómina de futbolistas de élite, con el fútbol en la cabeza y el gol en las botas. Los goles de Cristiano los están anotando los demás. El plan de Lopetegui, de momento, funciona. Habrá que esperar para concluir si le da para adversarios de mayor entidad.
Porque la Roma se mostró en el Santiago como un rival muy disminuido. Ni rastro de ardor que abatió al Barça, del convencimiento que casi saca al Liverpool de la final de Kiev. Salvo un par de cabezazos de Dzeko, cuando lanzó lo hizo de lejos. Uno tenía morteros, el otro disponía de pistolas de agua.
El Madrid no paró de intentarlo
Tardó el Madrid en abrir el butrón. Carvajal era un delantero más, Kroos sacaba la escuadra y el cartabón y Modric, el compás. Manolas y Fazio tendrán que pedir cita para tumbarse en el diván por la noche que le dieron Benzema y, especialmente, Bale, indetectable para los centrales de la Roma.
La poca solidez del cuadro italiano terminó de ponerle la alfombra al Madrid. Kroos dejó solo en la frontal a Bale, que la reventó en el luminoso de publicidad. Minutos después Olsen obraba el primer milagro frente a Isco, al que Modric le había entregado un balón envuelto en celofán. El primer acercamiento de la Roma cayó al cuarto de hora, y fue un disparo de 30 metros de Under.
Con casi toda la Roma parapetada en su área, el Madrid activó el 'modo demolición'. Hasta tres manos salvadoras tuvo que sacar Olsen en el 37', el 38' y el 39'. Fue Isco, de falta y con un suave golpeo, el que encontrara oro a poco del descanso.
Pobre Roma
El descanso animó a la Roma, que salió con ganas de morder. No se achicó el Madrid, nuevamente liderado en ataque por un Bale al que le faltó un punto de tino pero que no falló en su especialidad: carrera al espacio y definición. Modric le puso otro balón telegrafiado y no erró el delantero galés. Disparo cruzado y golazo.
Asensio entró en la segunda parte y quiso convertirse en aspirante al 'Premio Puskas' con un reverso en el área y un tiro sin mirar que quedará en los anales de los mejores goles que no se marcaron. Completó la goleada Mariano, debutante esa misma noche, con un misil muy suyo. La Roma salió agujereada del Real Madrid.