Si algo hay en el ADN blanco es gol, aunque la falta de puntería en el inicio de temporada haya hipotecado el éxito del club a ganar por decimotercera vez la Champions League, tercera consecutiva.
El pobre balance anotador de los primeros meses de competición de Cristiano, Bale, Benzema y cía acabó con las opciones de revalidar el título de LaLiga, dejando vía libre al Barcelona para recuperar el trono doméstico.
A pesar de los malos resultados y la eliminación de la Copa del Rey, Zidane siempre mantuvo su discurso, subrayando en cada rueda de prensa su confianza en un grupo que le había coronado en España y Europa.
Aunque conservaba su vértigo ofensivo, el Real Madrid, con un centro del campo de talento excelso, exhibía mayor posesión en los encuentros, pero las jugadas no acaban en el fondo de las mallas de los porteros rivales.
Sin embargo, el conjunto blanco ha recuperado su olfato goleador en el momento clave de la temporada, demostrando que su instinto asesino vuelve a escena cuando suena la musiquilla de la Champions.
Tras la gesta frente al PSG, en el Benito Villamarín, Zidane firmó su porcentaje más bajo de posesión de la temporada (42,69%), pero marcó cinco goles en diez disparos, un 50% de acierto sobre la portería de Adán.
Ante el Betis, Asensio firmó dos tantos con dos tiros; Ramos, como Benzema, un remate, un gol; mientras que Cristiano anotó uno de cuatro disparos, con una efectividad del 25%.
Hasta la fecha, el Real Madrid ha ganado la posesión en 19 de las 23 jornadas disputadas de LaLiga. Sólo Real Sociedad (46,69%), Barcelona (44,57%), Celta (49,46%) y Betis (42,70%) han tenido más control del balón que los madridistas.