Querer no siempre es poder. Y eso, desgraciadamente, lo tienen muy asimilado en Málaga. La Rosaleda vibró al 1.000% con su equipo, aunque volvió a ver como mordió el polvo. Desmerecidamente, eso sí, ya que fueron dominadores hasta la expulsión de Burgos.
Sin embargo, en esto del fútbol lo que cuentan son los goles y el cuadro 'carbayón' fue el único que consiguió ver puerta. Manu Vallejo, en el 59, dio alas a su equipo para la victoria final.
Pese a ello, el Málaga comenzó el choque imponiendo su dominio y madurando la jugada desde atrás. No obstante, la posesión no fue sinónimo de ocasiones, que brillaron por su ausencia en ambos conjuntos.
El Oviedo se animó en la recta final de la primera mitad con varias ocasiones de peligro. Una vez más apareció Yáñez que, junto a Lago Junior, fue el mejor de su equipo este viernes en La Rosaleda.
La segunda mitad fue un calco de la primera. El conjunto de Pellicer fue superior, pero no terminó de concretar sus oportunidades. No obstante, el cuadro 'carbayón' dio un paso adelante e incluso consiguió arrebatarle la pelota a los locales.
Fue entonces cuando, en menos de un minuto, llegó el auténtico desastre para el Málaga. Lucas Ahijado hizo de las suyas por la banda derecha y se aprovechó de un desajuste en la zaga para mandar un centro medido hacia la cabeza de Manu Vallejo.
Este, que apreció desde atrás y libre de marca, conectó un potente cabezazo y mandó la pelota al fondo de la red de la portería defendida por Rubén Yáñez. Una vez más, los despistes defensivos volvieron a causar problemas al Málaga.
Inmediatamente después de esto y si no fue poco, los blanquiazules se quedaron con un futbolista menos tras la expulsión de Esteban Burgos. El central, que estaba excesivamente caliente, se dirigió al linier y el colegiado principal no dudó en mostrarle la cartulina roja directa. El Málaga estaba fuera de sí e incluso pudo ver agravada su situación si De la Fuente Ramos no le llega a perdonar a Javi Jiménez la segunda amarilla.
El Oviedo se dio por satisfecho con su ventaja y trató de aguantar el resultado. Al conjunto local no le quedó otra que tirarse al ataque en busca de un empate que nunca iba a llegar.
Ya en el tiempo añadido, una intervención de Yáñez evitó males mayores. Sin embargo, la lenta agonía del Málaga rumbo al descenso de categoría sigue alimentándose y, una vez más, pese a ser el dominador del duelo, la suerte no le terminó de sonreír.