Pocos esperaban un 2-0 del Málaga al Girona, pero el resultado es real. Los de Pellicer se hicieron con tres puntos vitales en su búsqueda de la permanencia gracias a una muy buena actuación. La roja directa a Christian Rivera fue la condena de un conjunto albirrojo que hizo lo que pudo con uno menos durante casi todo el choque.
Salieron valientes los de Pellicer a pesar de enfrentarse a uno de los mejores equipos de la categoría y les salió bien. El intercambio de golpes inicial demostró que eran los catalanes los que más peligro llevaban, pero el más certero fue de Cifuentes. A pase picadito lateral de Tete, abrió la lata.
Para mayor alegría local, a los dos minutos, los de Lluis Martí se quedaron con diez por un pisotón de Christian Rivera a Keidi Bare. No por ello le perdieron al cara al duelo: Stuani firmó el empate y se lo anularon por fuera de juego. Su hombro le dejó sin gol.
La superioridad numérica pesó mucho con la segunda mitad ya en juego y Sadiku puso el 2-0 en el marcador de cabeza. Recibió un centro lateral de Tete -partidazo del extremo- y lo dirigió a la portería con un movimiento de cuello excelso. Su diana dejó claro el siguiente objetivo: anestesiar el partido.
El Girona trataba de revolucionar el encuentro, pero fue cayendo poco a poco en la telaraña malaguista. Solo una volea de Samu Sáiz puso en peligro a Munir, que la detuvo con un paradón. Volvió a abrirse el choque cuando Adrián, en el 74', fue expulsado por un innecesario pisotón a Gumbau que fue roja directa, al igual que el de Rivera.
Pellicer buscó mantener el resultado metiendo a Benkhemassa por Juanpi; Lluis Martí, todo lo contrario introduciendo a Jonathan Soriano por Oliván. Le salió infinitamente mejor al técnico blanquiazul: el ritmo siguió yendo a menos y no hubo más goles.