El Mallorca llegará a mayo con los deberes hechos antes del final de competición, como ese alumno aplicado que ha ido estudiando mes a mes para no sufrir con los finales.
Puede respirar un Javier Aguirre que por momentos tuvo un sofoco, especialmente cuando el Getafe, a un solo punto ahora de la zona roja, se adelantó por medio de Borja Mayoral.
Se las prometía felices el cuadro azulón, pese a ver cómo horas antes menguaba su distancia con el descenso. El tanto de Borja Mayoral, con una pizca de suerte, hizo creer a la afición madrileña.
Reclamó, justo antes del descanso, un penalti el Mallorca que derivó en una expulsión en el banquillo. Fue el caldo de cultivo perfecto para el cuadro bermellón saliese en tromba tras pasar por vestuarios.
Fue un partido nuevo el que se vio en Son Moix en la segunda mitad. La entrada de Jaume Costa, con el consiguiente desplazamiento de Maffeo a la derecha, hizo que el juego del cuadro local se desplegase en ataque como había sido costumbre a lo largo de la temporada.
Sin el acierto de Muriqi, que no encontró el camino a la portería, Kang-in Lee se vistió de héroe para la hinchada. Dos goles, incluido el de la sentencia, llevaron la firma del surcoreano.
Apareció también Raíllo, de cabeza, para poner el 2-1 parcial que culminó la remontada y dejó sin premio al Getafe. El central, además, se llevó la bronca de Aguirre por quitarse la camiseta en el gol y perderse el próximo partido.
Finalmente, el Mallorca selló la permanencia virtual y condena al Getafe al sufrimiento más duro de Primera División, el de la lucha por la salvación más titánica.