Finlandia ha visto cómo su sueño de estar 100% en octavos de final se le ha escapado de la punta de los dedos. Un empate le metía entre los 16 mejores de Europa, pero no pudo ante la versión más lenta de Bélgica.
Roberto Martínez optó por una mezcla de suplentes y titulares. Entraron Hazard, Witsel y De Bruyne para coger minutos y galones, y resistió Lukaku en el once para alcanzar el liderato en la Bota de Oro.
Sin embargo, fue el ritmo de Finlandia el que se impuso en el Estadio de San Petersburgo. Bélgica tuvo el balón, pero lo hizo lentamente, sin la velocidad que le caracteriza a hombres como Hazard o De Bruyne.
Finlandia tenía un plan de partido y a punto estuvo de salirle bien. Durante muchos minutos estuvo clasificada por primera vez para octavos de final, pero al final no pudo resistir en un cruel final.
Y es que, pasada ya la hora de partido, y después de ver cómo a Lukaku le anulaban un gol por milímetros, Hradecky, hasta entonces héroe del partido, tuvo la mala fortuna de meterse en propia un cabezazo de Vermaelen que se estrelló en la madera.
Ahí acabó Finlandia. Se terminó el 'plan A' mientras los goles llegaban en el Parken de Dinamarca y vio cómo se desmoronaba en San Petersburgo, a la vez que Bélgica sentenciaba el encuentro.
Y es que la selección de Roberto Martínez jugó al ritmo de De Bruyne y, cuando quiso, lo aceleró. Así llegó la conexión más celebrada en Bélgica, la del 'citizen' con Lukaku, que utilizó su cuerpo para poner el 0-2 definitivo.
Sonríe Bélgica, que aún no sabe contra quién tendrá que jugar. Espera impaciente Finlandia, que con este 0-2 se queda, de momento, como el peor de los terceros que ya ha terminado su grupo.