En este nuevo fútbol casi no hay tiempo para la decepción o el lamento. En menos de siete días, Griezmann pasó de ser casi humillado a liderar al Barcelona ante el Villarreal en La Cerámica.
El francés vivió ante el Atlético de Madrid uno de sus peores días como profesional. Setién le hizo entrar al campo para los minutos de la basura, con 2-2 en el marcador y muy poco, más bien nada, que aportar al equipo.
Griezmann pasó a estar señalado y a ser monotema en la previa de la visita al Villarreal. Allí, Setién le devolvió al once en un esquema que parecía casi pensado para su lucimiento y el francés no decepcionó.
De uno de sus peores días al que posiblemente fue el mejor partido con la camiseta del Barcelona. El equipo azulgrana formó con una especie de 4-2-3-1 que palió uno de los grandes problemas del ex del Atlético, su poca participación.
Antoine jugó centrado y entró muchísimo más en juego con el esférico, pero no fue el único beneficio que sacaron los 'culés' de esta novedosa formación. Messi, muy alejado del área en los últimos encuentros, también apareció mucho más y lo hizo en zonas más importantes.
Así se produjo el 1-4 en un campo complicado, cuando ya todo el mundo daba por muerto al Barcelona en esta Liga. A los azulgranas aún les quedan cuatro finales para lograr un imposible, pero parece difícil que el Madrid vaya a fallar dos veces, que es lo que tiene que hacer para no ganar el título.
Por ello, parece que lo que queda es más una especie de entrenamiento azulgrana para la vuelta de la Champions que otra cosa. La temporada ha sido decepcionante en 'can Barça', pero nadie oculta que el éxito en Lisboa paliaría todas las frustranciones de la campaña. Y eso lo saben mejor que nadie en el otro lado del puente aéreo, los que ahora sonríen en Liga.