Los dos últimos años de Poveda no han sido nada fáciles. Por eso, en cuanto marcó el tanto de la victoria del Getafe, rozó el llanto. Abrazado por todos sus compañeros, casi entre lágrimas, abandonó el terreno de juego con la satisfacción de haberse despedido de un calvario que comenzó el 8 de diciembre de 2019 durante un encuentro en las filas del Atlético de Madrid B.
Y es que, últimamente, la vida deportiva de Poveda está marcada por el destino. Aquel día de diciembre de 2019, cuando comenzó su calvario, se enfrentaba, curiosamente, al Getafe B. Una rotura de ligamentos cruzados de su rodilla derecha frenó en seco su progresión. Era la sensación del filial rojiblanco, acumulaba diez tantos en nueve encuentros y tenía opciones de asentarse en el primer equipo.
La oportunidad perdida en el Atlético
Con Diego Costa lesionado, Poveda debutó con el Atlético 15 días antes de lesionarse en un duelo frente al Granada en el estadio de Los Cármenes. Diego Simeone se había fijado en él y estaba dispuesto a apostar por darle cierta continuidad: "Confiamos en Darío Poveda, que puede usar ese espacio para crecer. Tiene 20 años, buena altura, buen juego aéreo... Por ahí nos puede dar una mano en lo que viene hacia adelante", dijo el técnico argentino del atacante.
Ese duelo frente al Getafe B frustró su salto inmediato hacia Primera División. Y, también, alejó la opción de firmar por clubes que estaban interesados como Osasuna o Zaragoza. Sin embargo, después, el club contra el que acabó en la enfermería, dio un paso adelante y apostó por Poveda a través de una cesión.
A priori, la apuesta del Getafe era arriesgada. Y más cuando Poveda tuvo que volver a pasar por quirófano para resolver unas molestias en su misma rodilla. Su primer año de cesión en el Getafe culminó con unos testimoniales cuatro minutos sobre el terreno de juego, los que disputó frente al Elche en la jornada 28.
Ángel Torres, al rescate
Pero el presidente del Getafe, Ángel Torres, cuando ve algo que le gusta, insiste. Y si hay que hacerlo contra viento y marea, lo hace. Por eso, fue más allá con Poveda y no sólo no alargó su cesión, sino que le firmó un contrato de larga duración, hasta 2026, después de que Poveda se desvinculase del Atlético de Madrid.
El olfato del máximo mandatario del Getafe no suele fallar. Parece que otra vez ha acertado. Poveda, inició el curso con un bagaje en el fútbol profesional muy escaso: apenas 20 minutos en dos partidos en Primera División entre finales de 2019 y el inicio de la campaña 2021-21. Y, además, acababa de dejar atrás una lesión muy grave en su rodilla derecha. Pero a Torres no le importó y ahora recoge los frutos de su "atrevimiento".
Poco a poco, primero con Míchel y después con Quique Sánchez Flores, el atacante del Getafe fue jugando minutos. Compite por el puesto contra Enes Unal, Sandro Ramírez y Jaime Mata. Todavía no se ha hecho con un hueco en el once titular, pero casi siempre aparece en las segundas partes.
A Poveda solo le faltaba un último empujón, una acción con la que acaparar focos y llamar la atención. La consiguió este domingo, con un cabezazo que sacó de los puestos de descenso al Getafe. Su gol y sus posteriores lágrimas de alegría cerraron definitivamente un círculo malicioso que comenzó cuando se lesionó hace dos años durante un duelo ante el Getafe B. Osasuna, el club que pudo ficharle, fue su víctima. Ángel Torres, desde el palco, sonrío. Había ganado la apuesta.