Ronaldinho aterrizó en Paraguay y, en una sala VIP del aeropuerto internacional Silvio Pettirossi de Asunción, le fue entregado un pasaporte paraguayo. Ahí comenzó la pesadilla.
El ex futbolista iba acompañado de su hermano, Roberto Assis. El motivo de su viaje era caritativo, pero al aceptar y firmar aquel pasaporte cometió un error del que aún estará arrepintiéndose.
Porque aunque el pasaporte parecía estar en regla, no lo estaba. Tenía sus datos, su foto y su firma, era auténtico, pero no era válido. Estaba adulterado, y las autoridades se percataron de ello al instante.
Comenzó su calvario. El 'caso Ronaldinho' echó a rodar, y mandó al ex futbolista a prisión, pero su castigo no ha sido en vano. Ha permitido arrestar a 15 personas relacionadas con una trama de evasión de divisas, lavado de dinero y producción de documentos falsos.
Ronaldinho y su hermano, tras pasar un día en los calabozos, sintieron que saldrían prácticamente indemnes de la trama. Se equivocaban. Ni se les concedió el arresto domiciliario ni sus abogados lograron evitar la prisión preventiva.
El pasado 6 de marzo, dos días después de llegar a Paraguay, volvieron a ser puestos bajo custodia policial, y posteriormente entraron en prisión.
Allí Ronaldinho cumplió 40 años. Han pasado dos semanas desde aquel 21 de marzo que parece ya lejano, y el ex futbolista cuenta los días para que termine su calvario.
La prisión preventiva en Paraguay puede extenderse hasta seis meses, y las autoridades no parecen tener prisa por liberar al jugador. Temen que su liberación pueda obstaculizar la investigación, además de no querer volver a ser acusados de dispensarle un trato de favor por su fama internacional, como ocurrió la primera vez que los hermanos Assis fueron puestos en libertad.