Los primeros compases del enfrentamiento fueron de mesura, calma y mucho respeto entre ambas entidades. Hubo que esperar un rato para que los futbolistas carburaran y comenzaran a generar ocasiones de peligro. El hielo lo rompió Raba con un tiro desde la frontal.
No llegaron demasiadas ocasiones hasta que el colegiado mandar a los jugadores al descanso. Los acercamientos carecían del peligro necesario como para desequilibrar el 0-0, que definía bien la igualdad que se estaba viviendo sobre el terreno de juego.
Poco a poco, fueron los locales los que más se hacían sentir en su estadio. Eso sí, la oportunidad más clara la tuvieron los oscenses en las botas Mikel Rico con un tiro en el segundo palo gracias a un centro lateral de Miguelón. El centrocampista acabó fallando.
Se notó las charla táctica de Bolo en la pausa de mitad del encuentro, pues sus pupilos salieron a por todas en la segunda mitad. El primer aviso lo dio Álvaro Rey consiguiendo otra ocasión clave a los 15 segundos de permitir el colegiado que la bola rodara de nuevo.
Pero fue Merquelanz el que apareció con un zapatazo cruzado para batir a Álvaro Fernández y poner a su escuadra por delante. El pase fue de Marcos André, bastante activo también en el ataque. A la SD Huesca le costaba reaccionar tras encajar el tanto.
Sus intentonas de darle la vuelta a la tortilla eran demasiado tímidas y el Mirandés aprovechó para matar el partido con una contra relámpago. El autor del tanto fue Antonio Sánchez con otro disparo cruzado. El golpe moral hizo que los visitantes no pudieran protestar demasiado en el tramo final, dando lugar al 2-0 definitivo.