El Mirandés y la permanencia por fin hicieron 'match'. Les costó horrores conocerse, pero más vale tarde que nunca. Además, la cita que tuvieron fue de las que cuesta olvidar. Un partido excelso que sirvió al cuadro local para olvidar las cuatro derrotas consecutivas que acumulaba.
Desde el primer momento se vio que a los de Etxebarria les faltaba un punto para lograr el objetivo y que su rival llegaba ya más pensando en la temporada que viene que en otra cosa, tras cuajar un notable estreno en el fútbol profesional.
Sin embargo, fue Ramón el que evitó el 0-1 en los minutos siete y diez con dos buenas paradas ante los tiros de Raúl Sánchez y Ekain. Un simple espejismo. A partir de aquí, la máquina echó a rodar y los de Castilla y León dieron un paso al frente.
Camello gozó de una ocasión clarísima inmediatamente después, pero no cazó con claridad el pase de la muerte desde la derecha. Cuando sí llegó el 1-0 fue en el 21'. Rodrigo Riquelme cogió el balón en su propio campo, comenzó a correr y cuando se plantó en la frontal del área, se sacó un zapatazo ante el que nada pudo hacer Germán.
A partir de aquí, el cuadro isleño pegó un bajón considerable, que coincidió con el aroma a sangre que captó el Mirandés. Y fue otra vez Rodrigo Riquelme el que mordió.
La jugada comenzó en la derecha con una buena acción de Camello, que se la cedió a Íñigo Vicente. El '10' vio completamente solo al canterano del Atleti, que definió a las mil maravillas para establecer su particular doblete.
Con este resultado se llegó al descanso de un partido que comenzaba a coger tintes de fiesta. Lo que era solo un rumor, terminó convirtiéndose en realidad. Álex López tuvo el tercero cumplido el cuarto de hora tras la reanudación, pero su disparo desde fuera del área salió rozando el poste. Pocos segundos después, Camello lo intentó con una suave vaselina ante Germán, que tampoco acabó entre los tres palos.
No obstante, esta diana era cuestión de tiempo. Víctor Meseguer aprovechó un pase de la muerte de Riquelme en el 64' para poner el 3-0. Doblete y asistencia del delantero, que cuajó una actuación para el recuerdo.
Pero la afición quería más, y Garrido se lo dio. El experimentado centrocampista puso el 4-0 definitivo con un potente cabezazo tras un centro de Imanol desde la esquina. Victoria justa y bonita que permitirá al fútbol español disfrutar del fútbol profesional en Anduva un año más.