Con la fase previa de grupos llega el sueño de todas las 'cenicientas' de dar la campanada y, a pesar de su escaso presupuesto, lograr llegar a la fase de grupos de la Champions.
Pero el caso del Dundalk va más allá. No sólo por tenerlo especialmente difícil entre todos estos modestos equipos que intentan meterse en la mejor competición a nivel de clubes, ya que ocupa el puesto más bajo del ránking de la UEFA (359). Ningún equipo que haya disputado la Champions hasta ahora ha ocupado un lugar tan bajo.
Y es que, para añadirle más dificultad al asunto, el conjunto irlandés necesita como sea esos millones de euros que embolsaría en sus arcas en caso de clasificarse. Para ello tendrá que remontar un 0-2 en el Wojska Polskiego Stadion de Varsovia.
El equipo mantiene una disputa por el contrato de arrendamiento con el propietario de los terrenos sobre los que se alza el Oriel Park, su campo desde 1919, que actualmente está en un preocupante estado de abandono.
El Dundalk tendrá que construirse un nuevo estadio con una capacidad superior y que cumpla con todas las garantías que exige la UEFA para poder albergar partidos internacionales, pero para ello necesita unos 30 millones de euros, cantidad que no tiene.
Por ello, la única solución que tiene para financiar la construcción de un nuevo feudo pasar por ganar los 20 millones que ganaría de la UEFA si esta noche continúa con su gesta y se clasifica.
Ningún club de Irlanda ha sido capaz hasta la fecha de llegar a la fase de grupos de la Champions. El Dundalk, club nacido en 1903 que no cayó a Segunda hace cuatro años por la desaparición de un rival, ganaría con este ingreso 49 veces más que la cifra ingresada por ganar la SSE Aitricity League el pasado mes de mayo (107.000 euros).
La semana pasada, la UEFA obligó al equipo a trasladarse al AVIVA Stadion de la capital irlandesa para recibión al campeón polaco, ya que su pequeño estadio, con capacidad para 4.500 espectadores y de césped artificial, no reunía las condiciones mínimas exigidas por el organismo para albergar un partido de última ronda previa de Champions.
El Dundalk tenía que vender al menos 12.000 entradas de un aforo de 51.000 para cubrir los gatos que suponían el alquiler del estadio nacional, la instalación de la tecnología de la línea de gol y la plataforma destinada a la televisión. Todo esto teniendo en cuenta que es el equipo de una localidad a mitad de camino entre Dublín y Belfast con 35.000 habitantes.
Pero lo consiguió, gracias al desesperado llamamiento de los jugadores (todos de nacionalidad irlandesa) y la directiva y los precios populares, entre 5 y 30 euros la entrada. Más de 30.000 personas recorrieron más de 85 kilómetros para apoyar al club, cuando rara vez cuenta con más de 3.000 espectadores en los partidos que juega como local en el campeonato doméstico. Es lo que tiene la Champions.
Ningún canal quiso retransmitir su doble partido ante el campeón islandés en la primera eliminatoria, pero los directivos del Dundalk decidieron retransmitir en 'streaming' el duelo de vuelta, a través de su web. Para muestra de la extrema humildad del club, un botón: no se pudo retransmitir finalmente porque la única persona que sabía la contraseña del wifi del club estaba trabajando en una tienda de mascotas a la hora del partido.
Y es que todos en el equipo irlandés están pluriempleados, incluidos los jugadores. La plantilla de semiprofesionales está valorada en poco más de un millón de euros de euros.
El modesto Dundalk intentará hoy realizar una hazaña sin precedentes en la historia de la Champions. ¿Servirá tanta ilusión y necesidad para remontar un 0-2 ante el Legia como visitante? ¿Será suficiente el sueño de la máxima competición continental y un nuevo feudo? David contra Goliat. Los irlandeses esperan entrar en la historia.