Después de una noche de fiesta siempre llega la resaca mañanera. Lo puede explicar el Paris Saint-Germain, que pasó de ser uno de los favoritos para la Champions League a desinflarse en la Ligue 1.
El combinado parisino, depredador en Barcelona, menguó a manso frente al Mónaco y mostró su lado más amable. Sobre todo, los Kylian Mbappé, Moise Kean y compañía, que se dejaron todas las ganas en la Ciudad Condal.
Los de Niko Kovac encadenaron su undécima jornada consecutiva sin perder en competición doméstica y lo hicieron con un ejercicio de eficiencia. Ante un rival mermado el gran desgaste físico en Champions, golpearon lo justo, lo necesario, pero en dos momentos muy dolorosos.
El primero, en el 6'. Después de una gran acción combinativa, Vollan mandó el cuero a la olla y Aguilar le dejó el 0-1 en bandeja de plata a Sofiane Diop, que aceptó el regalo y abrió la lata con suma facilidad.
Con el paso de los minutos, el PSG comenzó a somarse al balcón del área rival, aunque sin crear demasiadas ocasiones de gol. El Mónaco, con la defensa muy adelantada, le mostró al Barcelona cómo hacerle daño al cuadro de Mauricio Pochettino.
Tras el paso por los vestuarios, cuando se esperaba el arreón de los parisinos en busca del empate, Guillermo Maripán aumentó la renta de los monegascos con un lanzamiento al palo largo que Keylor Navas no logró detener.
Y hasta la conclusión del encuentro, el Mónaco, sin pasar demasiados apuros, centró todos sus esfuerzos en mantener su portería a cero para seguir escalando puestos en la tabla y colocarse a tiro de piedra del PSG, que ya no da tanto miedo.