Pese a tener la salvación lejísimos, el Córdoba demostró en el Carlos Tartiere que morirá matando esta temporada. El Real Oviedo se adelantó, amenazó con golear... y acabó viendo cómo los andaluces le empataban a tres minutos del final.
El comienzo del partido no hacía presagiar el desenlace final. El Córdoba seguía con sus despistes defensivos y el equipo de Anquela machacaba de manera constante a la mínima oportunidad.
Ni tres minutos se habían cumplido cuando Ibra aprovechó una tremenda indecisión en defensa para empujar a portería vacía el 1-0.
Los 'regalos' locales continuaban y Saúl Berjón, con un bonito disparo, ponía el 2-0 antes de cumplirse los primeros 10 minutos de juego.
Cualquier equipo con la moral tocada se hubiera hundido, pero el Córdoba no entregó la cuchara. Todavía en la primera parte, el eterno Piovaccari, uno de los mejores jugadores de los blanquiverdes esta temporada, firmaba el 2-1.
Y el Oviedo se dormiría y vería cómo Alejandro Alfaro daba ilusiones de puntuar a los cordobeses con el 2-2, anotado a poco más de 20 minutos para el final en una acción a balón parado.
La igualada llevó el runrún a la grada, pero nadie esperaba el desenlace final, en el que cualquier cosa pudo pasar. Si Joselu, de falta directa, hizo el 3-2 a siete minutos del final, Andrés Martín, en un rechace y con una majestuosa volea, firmó el 3-3 final a únicamente tres minutos de la conclusión.
El añadido, con ambos volcados y muchísimos huecos en las defensas, pudo dejar un triunfo para cualquiera de los dos, pero acabó confirmando un empate que no sirve de mucho al Oviedo y prácticamente de nada al Córdoba. Eso sí, sirvió para cabrear a una hinchada carbayona que no se esperaba un paso atrás así.