Si el Málaga de Sergio Pellicer se caracterizó en la temporada 2019-20 por su solidez defensiva -encajó 33 goles en las 42 jornadas para ser el mejor de la categoría en este ámbito- en esta campaña se ha convertido en una de las asignaturas pendientes. A estas alturas ya ha recibido 32, solo uno menos y con 26 duelos disputados hasta el momento. Números preocupantes que se complementan con las dificultades que tiene el equipo para contrarrestarlos en el área rival: 24 goles a favor hasta ahora.
Con esos datos sobre la mesa, la tarea de Pellicer se complica. Sin embargo, si pasamos la lupa de BeSoccer Pro sobre todos los aspectos del juego, sí se pueden encontrar clavos a los que agarrarse a la hora de buscar esa mejora en zona ofensiva. Al Málaga le cuesta un mundo hacer gol, pero no por falta de puntería cuando encuentra el marco rival.
El equipo blanquiazul es, de hecho, el cuarto club de la categoría que necesita menos disparos a portería para anotar. El 35,82% de sus intentos que van entre los tres palos terminan en gol. Solo le superan Castellón (40,30%), Almería (39,62%) y Real Oviedo (36,47%).
El origen del problema malaguista en ataque se puede encontrar a la hora de generar ocasiones claras para poder convertir: el club andaluz es el tercero de la Segunda División que menos prueba al guardameta rival en sus encuentros. Promedia 8,3 tiros por duelo. El Mirandés, por ejemplo, será su próxima rival y sitúa esta cifra en 10,9.
Sin embargo, si damos un giro de 180 grados al terreno de juego y nos centramos en el área propia, el Málaga sufre y mucho en cada remate a puerta que recibe. Es, quizás, la mayor sangría a frenar por los de Sergio Pellicer.
El dato es claro: el Málaga es el conjunto de la categoría que más goles recibe por tiro a puerta del adversario. El 39,9% de los disparos que van entre los tres palos terminan en gol.