Pongámonos en contexto. Rebasado el minuto 82 de partido y con 2-2 en el marcador, un envío al área de los 'colchoneros' tocó en la mano de Piqué.
El central se dejó atrás la mano en su carrera y la bola le golpeó notoriamente, ya que cambió la trayectoria del centro. De inmediato, todos los rojiblancos recriminaron al colegiado.
El VAR avisó a González González de que algo había ocurrido. Sin embargo, y tras esperar la decisión, pocos se creían que el trencilla no castigase la opción con pena máxima.
Simeone no dudó y protestó amargamente la no señalización del penalti, aunque la decisión no cambiaría y los 'colchoneros' se quedaron sin acudir a los once metros.
La voluntariedad de la acción parece inexistente, pero la polémica crece al compararse la jugada con una que protagonizó Sergio Ramos 24 horas antes en la otra semifinal.
El central del Real Madrid, sin ver el esférico, intentó despejar de cabeza, pero la trayectoria no era la esperada y la bola le golpeó el brazo. Tras ir al VAR, Gil Manzano sí pitó penalti.