La modesta Selección de San Marino ocupa la posición 204º en la clasificación FIFA, ocupando uno de los últimos lugares. Sin embargo, los futbolistas que la integran están orgullosos y felices de poder competir a nivel internacional.
La historia de Aldo Simoncini es única en el fútbol mundial. Es portero de uno de las peores selecciones del planeta, ostenta un récord negativo imbatible y, además, se dedica tiempo completo a su profesión, la ingeniería informática.
Más de 200 tantos encajados no son motivo suficiente para abandonar una pasión, y el arquero lo sabe. A pesar de correr en gran desventaja al formar parte de una de las naciones más débiles, él recobra confianza y no se rinde.
A sus 31 años, se dedica a su trabajo profesional, y luego se dirige a entrenar con Libertas, su equipo, por la noche y con el combinado nacional en fechas especiales. Esto es común en la ‘serenissima’, ya que está integrada por deportistas semi profesionales, que generalmente poseen otra fuente de ingreso y practican fútbol a modo de superación personal.
El guardameta es un ejemplo en el ambiente deportivo, puesto que es un fiel reflejo de valores notables, como el esfuerzo, dedicación, constancia y valentía. Sin lugar a dudas, el resultado de los cotejos es lo menos trascendente para Aldo y sus compañeros, que mantienen el ímpetu y la voluntad intactos.