Su nombre es Dietmar Hopp y es de sobra conocido por su espectacular fortuna y por lo que quiere hacer en la Bundesliga, además del impacto que podría tener en el mundo.
El presidente del Hoffenheim es el más odiado por los seguidores más fieles y tradicionales del fútbol alemán, pues rompió con la norma del 50+1, una regla de que evita que los multimillonarios se hagan con los clubes, como sucede en el PSG o el Manchester City.
En 2015, Hopp llegó a un acuerdo con la Bundesliga y la DFL aceptó que, por sus 30 años en el club, pudiera aumentar el porcentaje de las acciones y ahora posee el 96%, lo que provocó un hecho inédito en aquel partido frente al Bayern de Múnich que el árbitro tuvo que detener por las pancartas en su contra. "Dietmar Hopp es un hijo de p*ta", se pudo leer en ellas.
La cita fue poco antes de que estallara la pandemia por el coronavirus en el mundo y Hopp, más allá de su presencia en el fútbol, volvió a ser noticia porque, además, es el propietario del 80% de 'Curevac', la firma de biotecnología alemana que trabaja en una vacuna contra el COVID-19, como explicó la revista 'Panenka'.
Trump intentó hacerse con la exclusividad de la vacuna, pero Merkel se negó al decir que "Alemania no está en venta". Más de un año después, la empresa de Hopp sigue trabajando en sacar hacia adelanta la vacuna para propagarla por el mundo.
El pasado lunes, 'Curevac' informó de que decidió ampliar sus estudios clínicos y tiene previsto pedir la autorización final para la comercilización a la Agencia Europea del Medicamento para el segundo trimestre del año, es decir, para finales de junio.