El Manchester United no levanta cabeza y volvió a dejarse tres puntos que le descuelgan aún más de la zona noble de la Premier League. Una situación crítica que podría costarle el cargo a Ole-Gunnar Solskjaer durante este parón de selecciones.
Arrancó el encuentro con poco brío. El miedo a perder alimentó el vértigo de ambos equipos en St James Park, donde recibían a unos 'Red Devils' plagados de lesiones y con la moral hundida por los malos resultados tanto en Inglaterra como en Europa.
Los complejos de unos y otros limitaban las jugadas de peligro. Newcastle y United intercambiaban la posesión sin ninguna profundidad, que daba lugar a un tedioso primer tiempo que Harry Maguire pudo cerrar con gol en su última jugada pero ni libre de marca supo empujarla al fondo de las mallas.
El paso por vestuarios sirvió al United para templar los nervios y reescribir la hoja de ruta. Ole-Gunnar Solskjaer adelantó líneas en busca de asediar al Newcastle, que se parapetó en su campo para buscar a De Gea al contragolpe.
La tímida valentía del United fue castigada por Saint-Maximin. Después de varias galopadas sin éxito, el atacante local logró que le acompañaran sus compañeros al ritmo de su zancada y Matthew Longstaff hizo historia en St James Park.
El centrocampista de 19 años, que se estrenaba como titular con el Newcastle en su estadio y jugando junto a su hermano en el doble pivote, fusiló a David de Gea con un zapatazo raso desde la frontal. Un obús envió a la lona al United; un rayo de esperanza local que quemó a Ole-Gunar Solskajer.