Y al noveno partido, el Rayo resucitó. El conjunto de Andoni Iraola vio la luz al final del túnel tras nada más y nada menos que ocho encuentros sin conocer la victoria. Los madrileños se deshicieron de un Osasuna que vendió cara su piel.
Los primeros minutos del envite dejaron ocasiones para ambos conjuntos. Cada equipo impuso su estilo de juego. Los de Arrasate abogaron por mantener la posesión, mientras que los locales apostaron por una presión constante e incansable que dificultó la salida del balón a su rival.
Uno de los aciertos de la zaga madrileña fue el de marcar muy de cerca a Abde. El extremo marroquí es el gran peligro osasunista e Iraola tuvo bien claro desde el primer minuto el plan a seguir.
Fue cerca de la media hora cuando Osasuna tuvo la más clara del partido. Primero, en las botas de Abde con un centro-chut que repelió Dimitrievski. Y después, con Nacho Vidal, que soltó un trallazo que hizo intervenir de nuevo al meta macedonio.
La recta final de los 45 minutos fue de auténtico éxtasis franjirrojo. En el 40', un remate llorando de Trejo pegó en Aridane y la pelota se acabó yendo al fondo de la red de la portería defendida por Aitor Fernández. Tres minutos después, Isi desplegó su magia con un zapatazo a la red tras una pelota suelta en el interior del área por falta de entendimiento entre la defensa rojilla y su portero.
Estaba claro que el guion de la segunda mitad iba a ser bien distinto. Osasuna dio un paso adelante y decidió apretar a un Rayo que sacó toda su garra y fuerza en el momento justo.
Las ocasiones rojillas legaron con cuentagotas, aunque Arrasate dio en la clave con los cambios. Moi Gómez, que apenas llevaba unos minutos en el campo, se marchó de su par y soltó un tremendo misil en la frontal del área para colocar el 2-1 en el electrónico. Totalmente imparable para Dimitrievski.
Se vino arriba Osasuna e incluso pudo empatar. Sin embargo, el cabezazo de Abde en el 69' fue repelido a las mil maravillas por el meta macedonio, que cuajo una gran actuación esta noche.
El Rayo se lo jugó todo a una carta. Puerta grande o enfermería para los de Iraola. Siguieron generando ocasiones de peligro, sin descuidar la defensa, y en el minuto 87 pudieron colocar el 3-1. Sin embargo, Aitor Fernández sacó sobre la misma línea el cabezazo de Ciss.
El final fue de infarto, pero el Rayo Vallecano pudo mantener su ventaja hasta el final. Victoria que puso fin a una agonía de no victorias en Liga que ya duraba ocho encuentros y que devolvió la alegría a la parroquia vallecana.