La única manera que parece que hay de que este Real Madrid pierda en Europa es rematarlo. Y aun así, el éxito no está asegurado. No se enteraron PSG, Chelsea, Manchester City ni Liverpool, el pasado año, ni el Shakhtar Donetsk en la pasada jornada. Pero el RB Leipzig sí que tenía clara la lección de cómo acabar con un equipo que firmó su primera derrota en toda la temporada. Y esta vez, no renació. O no le dejaron renacer.
Parecía que sería un paseo cuando, antes del minuto 20, los alemanes ya ganaban por 2-0. El Madrid salió dormido, con un once con rotaciones y bajas y, para colmo, con menos urgencias clasificatorias que su rival. Y enfrente tuvo a un equipo que, arropado por un ambiente espectacular, quería dedicarle al presidente de Red Bull, fallecido recientemente, un triunfo que les acercase a los octavos de final.
Pero ni así murió con facilidad el equipo blanco. Los Szoboszlai, Nkunku (un crack ya no tan en ciernes), Forsberg y cía, secundados por un Gvardiol y un Simakan a un nivel excelso, le dieron dos bofetadas casi seguidas a los 'merengues'. Sin embargo, ya habían oído algo de cómo se las gastaban estos en Europa. Por eso, y tras el gol de Vinicius al filo del descanso, tuvieron la brillante idea de rematar a su rival en la recta final. Y curiosamente, solo así evitaron que el gol de penalti de Rodrygo en la última acción del partido le diese, otra vez, el renacimiento a los de Carlo Ancelotti.
Una muerte que se podía oler
Las bajas, el once, el ambiente, el rival, el pase ya en el bolsillo, la cercanía del Mundial para las estrellas... Muchos ingredientes eran los que podían hacernos intuir que este martes sería la fecha de la primera derrota del equipo de Ancelotti. Pero también sus últimas actuaciones. Que los motivos no sean excusas ni las excusas escondan los motivos. Al César, lo que es del César.
Ante el Sevilla, el triunfo se quedó en el Santiago Bernabéu porque el Madrid tuvo el tino de robar dos balones y salvar una segunda parte discreta. Tampoco brillaron los 'merengues' en Polonia ante el Shakhtar o en Getafe, por citar algunos ejemplos cercanos, si bien dejaron mejor imagen en el 'Clásico' y en Elche. Pero esta vez, no hubo salvadas sobre la campana.
Aún más olía cuando, a los pocos minutos, ya se veía qué equipo estaba poniendo más carne en el asador. Y eso que Tchouaméni avisó con un remate al lateral de la red en el 5'. Espejismo puro y duro. No fueron casualidad los dos goles de Gvardiol y Nkunku en el 13' y el 18', respectivamente. En el primero, Courtois sacó una de esas manos milagrosas que, quizás otro día, habría sido suficiente. Pero esta vez, no. El rechace al paradón del belga lo cazó Gvardiol, ante la pasividad de Camavinga, y remachó la bola para el 1-0. No había estado atinado Asensio tampoco en la marca del primer remate de André Silva.
Nkunku, cinco minutos más tarde, aprovechó un balón que le pasó entre las piernas a Tchouaméni y que se quedó muerto en el área para fusilar a Courtois con la zurda. Al larguero y para dentro. Aunque se resalten ciertos nombres de jugadores que pudieron evitar los tantos, la sensación es que, si no en esas, los goles habrían llegado de cualquier otra forma. Solo el RB Leipzig parecía querer. Y eso, en el fútbol, es la primera piedra de todo.
Vinicius espabila al Madrid
A partir de ese momento, los blancos parecieron apagar el despertador al fin. Pero no era una pesadilla. El 2-0 ya lucía en el Red Bull Arena, si bien nunca es tarde para despertar. Sobre todo, si vas de blanco y suena de fondo el himno. Ese himno.
Los visitantes comenzaron a estirarse y a aparecer con peligro en campo contrario. Sí que es verdad que echaron de menos la velocidad, golpeo y omnipresencia de Valverde, el nivel diferencial de Benzema y la varita de Modric, por lo que basaron sus armas en los contragolpes de Vinicius y Rodrygo.
Los brasileños fueron el motor de los blancos en campo contrario. Y ellos tuvieron las ocasiones de su equipo antes del descanso. En el 25', Vini disparó alto con la zurda en el área y Rodrygo se topó con una buena mano de Blaswich cerca de la escuadra en el 35'. Repitió el meta en el 37', con un rechace de puños a un zapatazo de Vinicius con más potencia que dirección.
Antes del empate, el RB Leipzig, que había bajado las revoluciones de sus motores, pudo sentenciar. La perdió Kroos y Nkunku se plantó en la frontal para ceder a la izquierda a un Szoboszlai que tiró de primeras a las manos de Courtois cuando tenía mejores opciones.
En el 44', y tras un tiro tímido del propio Vinicius, el ex de Flamengo puso el 2-1 en el marcador. La jugada nació en la derecha, con Asensio a la altura del área. Con la derecha, centró a la olla y encontró a un Vini que remató de cabeza al primer palo para batir a Blaswich, que se estiró sin éxito. Gol psicológico y otra vida más para el Madrid más gatuno.
Werner y Rodrygo animan una sosa segunda parte
Todo lo que tuvo la primera parte no lo tuvo la segunda. Fue tan contraria que si bien la gran emoción del primer periodo se vio al inicio, la del segundo llegó al final. El Madrid salió mejor. O quizá, el RB Leipzig mucho peor. La cosa es que no había superioridad, ni ritmo ni casi ocasiones que echarse a la boca. Los alemanes le vieron los dientes al lobo y se acordaron de cuidar el resultado. Y el Madrid picoteó lo justo para que se le abriera el apetito.
Gvardiol taponó un disparo peligroso en el área casi como única acción destacada en las mismas hasta la recta final. De hecho, solo dos veces pisó el equipo blanco la zona defensiva de un RB Leipzig que casi ni miró de lejos a Courtois. Gvardiol volvió a lucirse en un balón que le limpió a Vinicius con la puntera. Se le hizo de noche al brasileño en el área.
En el 71', se empezó a animar el cotarro tras un tostón de segunda mitad. Tras una pérdida de balón de Rodrygo, el RB Leipzig montó el contragolpe y Werner, que entró poco antes, lo finalizó con un remate demasiado cruzado con la derecha desde el lateral del área. Dani Olmo estaba solo en el área, algo que se encargó de recriminarle el español.
Respondió el Madrid en el 78' con un remate de Vinicius en el primer palo que por poco no significó el 2-2. En los minutos finales y tras acciones como esta, ya empezaba a oler al Madrid de siempre en las noches europeas. Pero fue entonces cuando Werner hizo lo que otros no hicieron y remató, o eso creía él, a su rival.
En el 81', remató a placer en el área chica un pase de la muerte de Simakan, que corrió toda la banda derecha sin apenas oposición para sentenciar el encuentro. Pero ni así falleció sin sobresaltos el ánimo 'merengue'. Ya en el añadido, Nkunku derribó a Rodrygo en el área y el propio brasileño se encargó de poner el 3-2 en el luminoso desde el punto de penalti.
El pitido final dejó a unos y a otros sin los deberes hechos. Los alemanes, tras el empate entre Celtic y Shakhtar, aún tienen que certificar un pase a octavos que, eso sí, tienen en la mano. Por su parte, el Madrid deberá hacer lo mismo para sellar el liderato, lo que logrará si gana al Celtic en el Santiago Bernabéu en la última jornada. De no hacerlo, ya tendrá que mirar a lo que pase en el encuentro entre ucranianos y germanos.