El resurgir de Lucas Ocampos

En el Sevilla FC todo se vive intensamente. Tanto lo bueno como lo malo. Eso, unido a las prisas de un mundo como el del fútbol en el que poco importa lo que haya pasado hace una semana, tiene como resultado un cóctel complicado que tan sólo unos pocos saben preparar con delicadeza y seguridad para que guste al cliente -aficionado-. Uno de ellos es Lucas Ocampos y su resurgir.

Más que pura sangre, ave fénix

Lucas Ocampos comenzó la temporada de la peor forma posible. Una ida de olla ante el Real Valladolid en el Ramón Sánchez-Pijzuán lo puso en la rampa de salida desde Nervión. Sin embargo, nadie se esperaba esa oferta irrechazable del Ajax. Esa que, además, tampoco nunca llegó y le cogió prácticamente en el vuelo la negativa de su propio nuevo club en su traspaso. Finalmente se cerró una cesión, pero lo que mal empieza, ya saben, mal acaba.

El de Quilmes, con profesionalidad, aceptó su nuevo camino y dejó atrás un equipo y una ciudad que le habían conquistado temporadas atrás. Aunque era un secreto a voces que, viendo su 'despedida' en el aeropuerto, 'equivocándose' hasta de puerta de embarque, su regreso estaría más pronto que tarde. Así fue. Con pocos recursos económicos, el Sevilla FC decidió rescatar a Lucas Ocampos del Ajax en invierno, lugar donde prácticamente no había jugado -114 minutos-.

Desde su regreso, Lucas Ocampos ha vuelto a recuperar ese gran nivel. Primero, con Jorge Sampaoli -a veces fuera de su posición- y, sobre todo, con José Luis Mendilibar. Tenía que ser otro técnico vasco el que le exprimiera todo el jugo al argentino. En el club lo conocen como el 'pura sangre' por su empuje, casta y coraje. Sin embargo, el de Quilmes ha demostrado ser más un ave fénix.

Desde que regresó a Nervión, Lucas Ocampos ya suma cuatro goles y una asistencia. El último, el de la victoria ante el Athletic Club y desde los once metros. La prueba definitiva de que ha recuperado la confianza que tenía cuando llegó al Sevilla FC por primera vez. La misma que le puso en el ojo de toda Europa.

Porque Ocampos, al igual que el Sevilla, es un jugador distinto. Un 'rara avis' en un mundo en el que 'poco' importan los esfuerzos mayúsculos. Un ave fénix capaz de resurgir de sus propias cenizas.