Debutó con 18 años en el KSK Beveren belga, pero pronto puso rumbo a Francia, al Le Mans. Sus dos temporadas buenas allí no pasaron desapercibidas para el Lille, donde demostró realmente su calidad. Allí brilló con luz propia, marcando 18 tantos en sus dos campañas.
El Arsenal de Arsène Wenger apostó por él, aunque nunca consiguió explotar allí. El fútbol italiano fue su siguiente destino, desembarcando en la Roma. Tras dos cursos en la capital, el costamarfileño recibió una oferta exótica, concretamente del Al-Jazira.
El traspaso estaba prácticamente cerrado en junio de 2015, pero el delantero elevó sus exigencias a última hora, reclamando varias locuras. Tal y como informó 'La Gazzetta dello Sport' en su día, Gervinho llegó a pedir una playa privada, un helicóptero para uso particular o una mansión para toda su familia, además de poder contar con billetes de avión a su disposición para poder viajar a su país. El Al-Jazira retiró su oferta.
Tras probar con una aventura oriental en el Habei China Fortune con Manuel Pellegrini, el atacante decidió regresar a Europa para firmar con el Parma. Se le daba prácticamente por acabado, pero está demostrando que todavía le queda mucho fútbol que derrochar.
Suma ocho goles en sus primeros 16 partidos, marcando los dos últimos en el partido ante la Juventus a domicilio, rascando un valiosísimo empate a tres ante el líder de la Serie A.
El siguiente obstáculo vuelve a ser de altura. El Inter de Milán de Mauro Icardi probará el estado de forma de Gervinho. El africano, a sus 31 años, está viviendo su segunda juventud en el Viejo Continente de la mano de un histórico del fútbol italiano.