Antoine Griezmann regresó al Wanda Metropolitano. Igual el francés no se esperaba de por sí una cálida bienvenida, pero lo que sucedió en el templo rojiblanco fue más allá de una simple pitada.
Su placa fue cubierta con suciedad y depositaron varias ratas en ella. Además, recibió cánticos de "muérete" durante el partido y los silbidos se incrementaban con cada balón que tocaba.
Al final del choque, un Leo Messi extasiado tras su gol se fundió en un sentido abrazo con el futbolista francés en una clara muestra de apoyo tras uno de los partidos más complicados de su carrera.