El Sevilla se niega a dejar ir aún más al Madrid en su camino hacia la cima y se llevó por delante al Atlético de Madrid en un verdadero ejercicio de resistencia y de psicología. Se enfrentaron dos conjuntos durísimos de roer y así lo demostrado en 90 minutos intensos y cuando menos correosos y sufridos.
El equipo de Diego Pablo Simeone sigue sin levantar cabeza y son ya tres las derrotas consecutivas en LaLiga, po rlo que se puede decir que hay verdadera crisis. El Cholo no encuentra la fórmula del éxito.
Correa quiso ser el héroe demasiado pronto con un disparo desde el centro del campo que a punto estuvo de sorprender, pero lo que hizo fue encender la bombilla de Rakitic. El croata tenía preparado un misil que rompió la pìñata y explotó delante de Oblak.
Misilazo a la mismísima escuadra para hacer que el vuelo del esloveno no sirviera para nada. Bárbaro cómo la mandó a dormir el capitán del Sevilla. Fue mucho más efectivo el conjunto de Lopetegui, pues con dos disparos a puerta y cuatro fuera se llevó la victoria, a diferencia de los 12 de un Atlético al que le faltó eficacia arriba. Pero la película no había hecho más que empezar, claro.
Con las fuerzas igualadas, tanto Lopetegui como Simeone tuvieron que hacer un cambio obligado. Montiel y Marcos Llorente pidieron ser sustituidos por sendas molestias en una primera parte parecida a un correcalles.
Bono le negó el gol a Lemar con una buena parada abajo, aunque la alegría de la acción duró poco. Felipe saltó más que nadie para meter la frente y devolverle a la balanza su equilibrio inicial. Lo dejaron para echar todas las cartas en la segunda tirada.
El Atlético recibe su propia medicina
Empezo raudo el Atlético con un balón en profundidad para Carrasco, en el que menos mal que Diego Carlos metió la pierna para taponar. Simeone pidió hacer grande el campo a favor y pequeño sin balón y los técnicos se pusieron de acuerdo para mover el árbol y echar la carne restante al asador.
Suárez se fue con un notable enfado y ni siquiera fue a chocarle la mano a su compañero. La tensión se cortaba a medida que el Atlético iba entrando en esos minutos en los que más crédito saca. Insistió e insistió y no encontró agua.
Joao Félix peinó en una ocasión y en la más clara que tuvo mandó el balón por encima de la portería porque otro rival se le puso por delante. Demasiado lentó el portugués en la ejecución.
El Sevilla supo sufrir y esperar como depredador mira a su presa, como el boxeador que aguanta y bloquea los golpes para soltar el gancho. Y el Atlético se llevó de la medicina que peor le sabe, la suya.
Se estiró el Sevilla con varias faltas peligrosas a favor hasta que Delaney cabeceó al larguero, el rechace le cayó a Ocampos y este voleó sin piedad para meter a Oblak dentro de la portería y el balón con él. Sin tiempo para la reacción, y eso que Joao Félix estrelló un balón al larguero, fue el Sevilla el que conquistó por la mínima un bonito choque en Sevilla que deja al Atlético muy alejado del Madrid.