Volvió la cara menos amable del Sevilla a la Liga, la que los de Nervión han mostrado últimamente en el campeonato cada vez que han actuado alejados de su parroquia. El Villarreal, muy necesitado y con más garra, recogió el guante y se llevó tres puntos de oro que aprietan la lucha por el descenso y también la pelea por entrar en la Champions.
Y es que en el inicio del partido enseguida quedó claro que la exigencia de unos y otros era muy distinta. Hasta tres ocasiones tuvieron los de Calleja para acercarse a un tanto que no llegó antes por verdadera mala fortuna. El Sevilla, mientras, empezaba una vez más fuera de casa a la expectativa.
Primero salvó Wöber, luego a Cazorla se le fue desviado y finalmente Vaclík atrapó en dos tiempos ante Pedraza. El gol no se haría esperar mucho más y llegaría en un saque de esquina. Apareció Álvaro con mucha fuerza y cabeceó a la red el balón servido por Cazorla.
El tanto azuzó al Sevilla, que mostró su mejor y amagaría con empatar con dos acciones en las que Munir demostró su calidad y su falta de puntería a partes iguales. Y también Vaclík y Kjaer tuvieron que estar atentos en la otra área para evitar que el partido muriera antes de tiempo.
No lo lograrían en la última acción de la primera mitad, que se tradujo en el 2-0 después de una triangulación preciosa entre Pedraza, Bacca y Toko Ekambi. Se proyectó el lateral, encontró a Bacca con un pase interior y el colombiano dejó solo, a portería vacía, a Toko Ekambi con un fantástico taconazo.
Si el partido ya de por sí estaba tocado, el 2-0 lo dejó herido de muerte. El Sevilla buscó por todos los medios un gol que le metiera en el partido tras el descanso, pero ya era demasiado tarde.
De nuevo Munir y un renacido Sarabia, que entró tras el paso por los vestuarios, merodearon el tanto, como también un Ben Yedder que siempre que juega deja la sensación de que merece más minutos.
Pero fue el Villarreal el que mataría por completo con contras cada vez más peligrosas en los últimos instantes. Fue Pedraza, el otro gran hombre del choque, el que culminó una larga cabalgada y fusiló a Vaclík para dar vida a los suyos en el campeonato liguero.
Si el empate en Zorrilla fue una decepción, esta victoria reactiva a un equipo que ya ve la salvación a sólo un punto. Todo lo contrario de lo que le sucede a un Sevilla que empieza a ver peligrar la Champions por su nulo rendimiento lejos del Sánchez Pizjuán.