Tenía la obligación de ganar el Leganés, máxime tras el triunfo del Mallorca ante el Celta, pero se topó con el mejor Sevilla del fútbol posparón. Se hunde el Leganés, mientras que el cuadro hispalense se aferra a los puestos de Champions.
No empezó bien el partido para los de Aguirre, vivo reflejo de lo que está siendo su temporada. Si algo puede salirle mal, le sale mal. En el minuto 6, a raíz de una carrera y un despeje comprometido, en los primeros compases de partido, Omeruo se lesionó.
Tuvo que hacer el Leganés su primer cambio antes del 10', por lo que solo tuvo cuatro con los que refrescar a su equipo en la segunda parte.
Fue el Sevilla un ciclón en los primeros minutos. El Leganés estaba desconcertado, incapaz de responder a su rival. Solo se defendía. Si intentaba salir con el balón jugado, lo perdía. Si lo rifaba con un pelotazo largo, el Sevilla lo recuperaba.
Empezaba a agobiarse más y más el Leganés, hasta que a los 23 minutos de juego el Sevilla logró ver puerta. Fue en un saque de esquina, el cual Cuéllar despejó de puños sin puntería, pues le dejó franco el balón en la frontal a Óliver Torres. Chutó, el balón superó el bosque de piernas y se coló en la meta del Leganés.
El gol fue un revés, y pudo haber sido peor. Porque el Sevilla no bajó el pistón y continuó merodeando el área de Cuéllar. La pausa de hidratación le vino al pelo a los de Aguirre.
Prueba de ello es que, justo al terminar, Vaclík demostró que también estaba jugando, sacando de la cepa del poste un buen remate de cabeza de Guerrero, a quien el gol se le sigue resistiendo. Bueno, como a casi todos sus compañeros. Es el Leganés penúltimo entre otras cosas porque es el menos goleador de Primera.
La ocasión había devuelto el optimismo al Leganés, pero de nuevo Óliver Torres, un minuto más tarde, se encargó de destrozarlo. Jesús Navas puso en evidencia a la zaga rival, zafándose de tres en el área, y el hoy bigoleador lo que evidenció fue la pasividad de sus marcadores.
Pudo Óliver Torres controlar, dar un toque al balón y rematar a la media vuelta dentro del área, sin que nadie le molestase lo más mínimo.
Ese segundo gol fue un auténtico golpe que mandó a la lona al Leganés. Solo Bryan Gil seguía luchando, peleando. Quizá porque el Sevilla era el rival, el equipo que le ha prestado al Leganés. ¿Qué mejor escenario para demostrar a la directiva que merece la pena apostar por ti la próxima temporada?
Pero nadie le acompañaba. Sus compañeros querían que llegase el descanso. Este llegó, y Aguirre, viejo lobo de mar curtido en mil batallas, supo motivar a los suyos de cara al segundo tiempo.
Porque tras la reanudación, el Leganés fue otro. Imprimió un nuevo ritmo al duelo, y aunque pasó a jugar al límite de la legalidad, animó el partido e incomodó al Sevilla.
Un Sevilla que pasó a jugar otro partido. Pasó a jugar a no perder. Había hecho el trabajo, y había llegado la hora de que se cansase su rival. Procedió a anular al Leganés con largas posesiones, haciendo que los rivales corrieran hasta desgastarse, en busca de un balón que no iban a catar.
Aguantó el Sevilla las cada vez más tímidas acometidas del Leganés, hasta que en una ocasión relativamente aislada, Munir, hoy suplente, sentenció la contienda.
Ya nadie en el Leganés tuvo ganas de pelear. Se jugaron los ocho minutos que restaban, que fueron 13 por el alargue, a desgana, con el Sevilla sin ganas de fatigarse y con el Leganés sin ganas de hacerlo.
Y aún así, en el 91', el marcador estuvo a punto de moverse, pero Bustinza sacó bajo palos una ocasión de Munir, y Vaclík detuvo un tiro a quemarropa a continuación de Manu Garrido.
La aventura del Leganés en Primera empieza a parecer que va a terminar más pronto que tarde. Los 'pepineros' tienen la salvación ya a 9 puntos, que son 10 si tenemos en cuenta que tienen el 'gol average' perdido con el Celta. Y quedan solo 15 puntos en juego, los tres siguientes a disputar ante el Espanyol, el colista que solo está un punto por debajo de los madrileños.
Para el Sevilla, el sol vuelve a brillar. Tras cuatro empates seguidos, los de Lopetegui se reencuentran con la victoria, un triunfo que les permite afianzarse en la cuarta plaza y, si Barça y Madrid lo permiten, recortar y ampliar su ventaja con Atleti y Getafe, respectivamente.