Messi, por culpa de ese gen competitivo que lleva innato, quiere jugarlo todo y ayudar a su equipo, en este caso al Barcelona, en una recta final de temporada en la que el cuadro azulgrana quiere seguir vivo en las dos competiciones más importantes: Liga y Champions.
Pero el precio a pagar por el equipo es demasiado alto. En una vuelta tras el confinamiento que requiere un ajuste en el calendario con partido cada tres días, Messi se está convirtiendo en uno de los principales perjudicados.
"¿Si Messi necesita un descanso? Seguramente...", reconoció Quique Setién abiertamente en sala de prensa después del triunfo por 0-1 del equipo catalán frente al Real Valladolid. El cántabro no quiso arriesgar a sacarle del terreno de juego con solo un 0-1.
Lo cierto es que, entre unas cosas y otras, Messi ha disputado los nueve partidos completos tras el parón por el coronavirus. Un total de 810 minutos en cuestión de un mes. Una auténtica burrada, incluso para un superhombre en el apartado físico como el argentino.
Una carga de minutos que se ve reflejada directamente en una bajada de rendimiento. En los nueve duelos en junio-julio, Messi suma tres goles (dos de penalti) y ocho asistencias. Algo flojos si tenemos en cuenta su nivel meses atrás.
Los datos no mienten: antes del parón, Messi promediaba 0,77 goles por partido esta temporada, por los 0,33 que tiene en estos últimos nueve duelos.
También lo intenta mucho menos (posiblemente por ese cansancio acumulado): hacía antes casi 2,4 remates por encuentro, mientras que ahora apenas supera los 1,3.
Incluso Setién sabe que debe darle descanso, pero de momento no encuentra la fórmula. Mientras, el Barça sigue vivo en estas últimas jornadas de Liga en la lucha por el campeonato, lo que, si nada cambia, desgastará todavía más al argentino de cara a la fase final de la Liga de Campeones que se disputará en el mes de agosto.