Victoria de dos caras del Sporting de Gijón sobre el Rayo Vallecano en la jornada 32 de Segunda División. La primera, una de más valentía y entrada en el cuerpo a cuerpo. La segunda, una de menos riesgos, segura atrás y que acabó valiendo por los tres puntos.
El tanto que hizo efectivas estas dos fases fue de Pedro Díaz en el minuto 15. Probó suerte con un misil desde más allá de la frontal que, aunque contó con la 'ayuda' de rozar a un defensa y envenenar su trayectoria, pilló desprevenido a Luca Zidane y entró en la red con la categoría de golazo.
El '8' materializó con relativa facilidad, lo que contrastó mucho con la frustración con la que los de Andoni Iraola abandonaron el campo. Dispararon desde cerca, desde lejos, se encontraron con el palo, con el larguero, con Mariño y nada valió para batirle al final.
Bebé fue de los más activos en la propuesta ofensiva. Con sus característicos misiles, retó tanto al cancerbero sportinguista a botepronto como a la zaga en general, que debía estar atenta a segundas jugadas. Isi, el principal exponente de la frescura que quiso introducir su técnico ya en la segunda mitad, pero con la misma suerte.
Todo ello ayuda a que, desde la perspectiva del Rayo, se percibiera el partido como uno de impotencia e injusticia. El equipo llegó más que su rival al área e incluso cuando más seria se ponía la defensa de David Gallego, el asedio, más difuso, eso sí, mantenía su caudal de balones a la caja.
El prisma gijonés, por contra, es uno de trabajo cumplido y tres puntos trascendentales para pelear por el ascenso. Hubo muchos riesgos, también mucho acierto y efectividad y el conjunto supo mantener la calma y adaptarse a la bravura vallecana para contestar con el buen hacer atrás marca de la casa del técnico y que, una vez más, significa una victoria.