El Málaga se ha metido en un lío. En una jornada en la que hubo una revolución de los equipos de abajo -Racing, Extremadura, Oviedo...-, no supo sumarse a esta ola derrotando al Sporting a domicilio y tendrá que jugársela en las dos jornadas que quedan. Fueron los de Djukic los que se hicieron con los puntos gracias a una buena actuación.
Menos de cuatro minutos duró firme la defensa de Pellicer. Con un pase filtrado de Pedro Díaz, Medina entró en el área y batió a un Munir que pudo hacer bastante más. Juankar y Diego González también: dejaron el hueco para que se colara el lateral y ninguno le alcanzó.
Desde entonces, tocaba ir a por todas a por el empate, pero nada funcionaba. Volcaban el ataque por la derecha y las únicas consecuencias eran centros que quedaban en nada o córners con el mismo destino. Los gijoneses sí que seguían haciendo daño y, en una contra, Álvaro Vázquez puso el 2-0 con una gran definición tras un pase por alto en profundidad.
El técnico malaguista metió a Adrián y Tete Morente buscando una reacción que no llegó del todo. Si bien, en la segunda mitad, dieron un paso adelante y ganaron terreno, las llegadas no terminaban de ser potables. Hicham era el más peligroso -varios tiros lo atestiguaron- y, cuando fue sustituido, se esfumó gran parte de la pólvora del equipo.
Tampoco aparecía Sadiku para desatascar la situación y, poco a poco, el Sporting volvió a pillarle el ritmo al partido y atemperó todo atisbo de remontada rival. Volvía a meterse en problemas la zaga blanquiazul cada vez que Álvaro Vázquez se movía entre líneas.
Le anularon, de hecho, un gol por fuera de juego. No por ello le perdió la cara al partido el Málaga, que protagonizó un arreón final que le valió por un gol de Keidi Bare. Aprovechó un rechace en el área para poner el 2-1 definitivo y no hubo tiempo para más.