El Tottenham firmó un partido para olvidar, y el RB Leipzig actuó sin piedad ante un rival que se desconectó muy pronto del partido. Sabitzer, por partida doble, y Forsberg, en el primer balón que tocó, acabaron con el sueño europeo de los 'spurs'.
El partido del Tottenham fue paupérrimo, en sintonía con la mediocre temporada que están firmando los 'spurs'. Al club londinense le ha pasado factura a un nivel difícil de explicar la derrota en la final del Metropolitano.
El adiós de Mourinho a la Champions no ha podido ser más triste. Su Tottenham no ha sido rival para el RB Leipzig, quien desde el primer minuto se hizo con la batuta del encuentro.
No es que el Tottenham estuviera nervioso, es que la actitud de sus jugadores no era propia de un equipo que está obligado a remontar una eliminatoria. Abatidos, desconcentrados. No era miedo, era pasotismo.
Su ataque era anárquico, y su defensa, un caos. Prueba de ello fue el modo en el que llegó el primer gol del partido, en un momento tan temprano como fue el minuto 10 de juego.
Robó el RB Leipzig y el Tottenham se replegó sin orden ni concierto. Sus centrales retrocedieron hasta casi meterse en el área pequeña, dejando un hueco gigante en la frontal del área que Timo Werner quiso aprovechar con un duro zapatazo que pegó en Eric Dier.
El balón salió rebotado y, de nuevo desde la frontal, Marcel Sabitzer lo empaló. Para colmo, Hugo Lloris falló a la hora de despejarlo, pues puso la mano pero sin la firmeza requerida para tener éxito.
El gol fue un mazazo para el Tottenham. A la apatía ahora se le sumaron las dudas. Nadie creía que este partido pudiera ser remontado, y el RB Leipzig pasó a jugar a placer.
Un acercamiento. Otro. Un gol, por fortuna para los 'spurs' anulado. Angeliño puso en evidencia a Serge Aurier cada vez que le encaró. Y si en el 19' su centro a Werner fue anulado por fuera de juego, en el 21' logró conectar con Sabitzer para que su capitán sentenciase la eliminatoria.
Su testarazo, en el primer palo, lo sacó Lloris, pero cuando ya había entrado tras la línea. Por suerte para el francés, aunque sus rivales llegaron con claridad, a él no le tocó intervenir demasiado. Estaba hecho un flan y con la moral por los suelos.
La sensación que daba el Tottenham era la de un equipo que quería que el partido terminase cuanto antes, aunque a la vez se notaba porque había cierta preocupación ante la posibilidad de que esto acabase en una goleada histórica.
Por suerte, el RB Leipzig no mostró un hambre voraz. El trabajo estaba hecho, no había que hacer sangre. Pese a ello, los 'toros rojos' de Nagelsman siguieron embistiendo a los 'spurs' durante todo el primer tiempo, y también en el segundo.
Este comenzó con un fuerte susto, el que dio Mukiele tras llevarse un balonazo inesperado en la cara. Parecía que era un golpe más, pero Del Cerro Grande insistió en que las asistencias entraran a atenderle. Se le vio conmocionado y tuvo que ser sustituido.
Los minutos fueron pasando con ligereza, y mientras Nagelsmann daba descanso y minutos a sus jugadores, Mourinho miraba a su banquillo y suspiraba. Tres canteranos, dos fichajes de enero, Vertonghen y el portero suplente, un drama.
El partido bien podría haber acabado tras el segundo de Sabitzer, pero en el fútbol hay que jugar hasta el pitido final porque puede pasar de todo. El problema en el Zentralstadion Leipzig es que el Tottenham, que era quien debía poner la garra para dar espectáculo, no estaba por la labor de hacerlo.
Fue tanto el cántaro a la fuente, que acabó cayendo el tercer gol, obra de un recién entrado Forsberg al partido. Heredó el brazalete de capitán de Sabitzer y, en el primer balón que tocó, cerró la goleada con el tercer tanto.
Culminó el batacazo de Mou en la Champions, uno más. La que fuera su competición fetiche le ha dado la espalda sin remedio. Y el RB Leipzig hace historia al alcanzar, por primera vez, los cuartos de final.