Las luces del Mundial 2010 aún brillan en la lejanía. Fuera de la Península Ibérica, cantidad de entrenadores de nacionalidad española dirigen proyectos de eduación orientados al fútbol muy lejos de sus hogares.
China, Japón, Emirátos Árabes o Catar. En general, el continente asíatico se ha convertido en un foco de captación de mano de obra española. Hay países que sueñan con la forma de jugar a la pelota al estilo de los Iniesta, Xavi, Silva o Mata.
Desde que Catar se erigiese como candidata a organizar el Mundial de 2022, los dirigentes del país empezaron a ponerse manos a la obra con el objetivo de crear una selección competitiva, capaz de plantar cara al resto de combinados y con la diligencia propia de estar ante un suceso irremplazable.
Fruto de un efecto llamada de talento, figuras como las de Félix Sánchez Bas o Xavi Hernández aterrizaron a Catar con fuertes referencias del 'tiki taka' y como mentores de una época. Querían que les enseñasen a competir de una forma eficiente, pero a través de un método vistoso. Lo querían todo.
Ese proceso empezó en 2004, cuando el gobierno catarí y la familia Al-Thani financieron todo un sistema de tecnificación. Sánchez Bas aterrizó en el país en 2006, y 13 años más tarde el trabajo empieza a dar sus frutos.
Por primera vez en su historia, Catar es finalista de la Copa Asia. Es más, nunca antes había superado una eliminatoria. Pero si el objetivo es ganar, en frente tendrá a uno de los rivales más duros del continente.
Después de ir ganando en los cuartos de final de Rusia ante Béligca por 2-0, la eliminación le valío una buena bofetada y la dimisión de su entrenador. Hajime Moriyasu, nuevo técnico y popular ex futbolista, llegó incluso a realizar una prueba con el Manchester United en la década de los 90'.
Para más 'inri', ambas selecciones disputarán la próxima Copa América como invitadas. Japón junto a Uruguay, Chile y Ecuador; mientras que Catar lo hará ante Argentina, Colombia y Paraguay. Se han ganado una plaza entre los grandes.