Ganar en Segunda División es una misión cada año más complicada. Bien lo sabe el Levante, que acumula tres igualadas en cuatro encuentros en su vuelta a la categoría de plata del fútbol español.
Esta vez puede estar contento el cuadro 'granota', después de sufrir hasta la extenuación ante un Oviedo que dominó la primera mitad y los últimos 20 minutos, cuando se quedó con un hombre más.
El conjunto 'carbayón', por puntos, se podía haber llevado la victoria. Su buen juego con Bolo, esta vez, no se vio refrendado con la victoria, pero sí con la sensación de que luchará de nuevo por el 'play off'.
Dominó a un equipo hecho para subir, pero que aún tiene que asumir el golpe del descenso. Fue mejor el Oviedo en la primera mitad, donde el 1-0 se quedó incluso corto en algunas ocasiones.
El peligro lo llevó un Borja Bastón que parece haber encontrado su sitio en el Carlos Tartiere. El corpulento delantero obligó a la defensa del Levante a sufrir en cada jugada, más aún cuando Mustafi se tuvo que retirar lesionado.
Precisamente Bastón fue artífice involuntario del gol del Oviedo. El delantero saltó junto a Dani Cárdenas y a Vezo un balón en el área, un balón que acabó de remachar Sergi Enrich directamente a la portería.
El paso por los vestuarios y la entrada de De Frutos en la segunda mitad cambió el sino del partido. Después de un primer aviso de Bastón, reaccionó el Levante en busca de un gol que encontró.
Fue como a muchos entrenadores odia encajar, en un saque de banda. Postigo sacó en largo, prolongó Moraes y llegó Iborra para, también de cabeza, superar a Tomeu Nadal y poner el 1-1.
El Levante masticó el partido hasta hacerlo suyo, pero un braceo en un salto de Pepelu le hizo ser expulsado por doble amarilla. Una acción que cambió el devenir del choque pero no el resultado.
Desde entonces, el cuadro 'granota' hizo un ejercicio de supervivencia en un campo difícil. Dani Cárdenas se hizo grande en el campo hasta tal punto que sacó una mano tan buena como providencial para llevarse el empate del Tartiere.