El Tenerife ha vivido un partido relativamente plácido, el cual ha dominado de principio a fin sin necesidad de acaparar la posesión del balón. A la contra ha destrozado a un Burgos al que el partido se le ha hecho eterno.
Tardó solo cinco minutos en maximizar el Tenerife el primer error del Burgos, una falta de entendimiento entre los centrales y el portero que Mollejo aprovechó a las mil maravillas.
Centró Mellot, dudaron Grego y Córdoba, y en consecuencia también Alfonso Herrero. Y entre los tres apareció Mollejo para meter la puntera y hacer el 1-0.
Un tanto que dejó descolocado al Burgos, que intentó reponerse del revés, sin mucho éxito. Le faltaba claridad de ideas al cuadro castellano en el último tercio del campo, y en consecuencia no generó peligro de forma palpable.
Sí lo hacía el Tenerife, sobre todo cuando robaba y hacía correr a su rival hacia su portería. Sus llegadas no eran muchas, pero sí tenían mucho peligro, e hizo méritos más que sobrados para marcar un segundo gol.
No llegó a la media hora de juego, cuando Herrero metió una mano providencial bajo palos para evitar el tanto, ni tampoco cuando Bermejo se topó con el larguero en el 34', ni cuando Elady impactó su disparo con el poste en el 41'.
Pero sí cuando Shashoua cazó ese último rechace, y su tiro, que se convirtió en un triple caño a los dos defensas que tenía delante y al portero, entró en la portería para hacer el 2-0.
Un 2-0 más que merecido y que no se movió hasta la segunda parte, cuando al Burgos le cayeron otros dos goles. De nuevo, a la contra. Porque el Tenerife tenía anulado al Burgos, pero es que además le hacía muchísimo daño cada vez que le atacaba.
El tercer tanto lo hizo Bermejo en el 52', quien se llevó la pelota y se metió en el área a trompicones para batir al cancerbero rival por tercera vez.
Casi sin pretenderlo, el Tenerife buscaba un cuarto tanto. Álex Muñoz lo tuvo, en el 74', pero pegó el tercer tiro a la madera de este partido. Y en el 81', llegó por fin el cuarto gol, un gran pase de Shashoua al desmarque de Enric Gallego. De nuevo, efectivamente, a la contra.
La superioridad del Tenerife fue total, sin necesidad de tener la posesión. El Burgos tuvo bastante tiempo el balón (pero al final solo un 45%), pero no sabía qué hacer con él, y se deshacía cada vez que perdía una pelota.
Victoria que permite al Tenerife empatar a 23 puntos con Las Palmas, pero además adelantar a su eterno rival en la tabla, gracias a su mejor golaveraje, y ponerse tercero, a un punto del ascenso directo. El Burgos se queda en decimocuarta posición.