El Tenerife se sale con la suya

Después de los clásicos primeros compases de mediciones, Nahuel se erigió en francotirador. El primer disparo de los suyos lo transformó en el gol que abrió la lata en el electrónico. Le robó la cartera a la defensa en tres cuartos de campo, se coló en el área y marcó con un tiro cruzado bien ajustado.

Los albirrojos fueron carburando, poco a poco, tocando la pelota alrededor del área rival. Conforme pasaba el tiempo, más presencia tenían en la zona, pero la mayoría de estas acometidas eran con centros laterales. En este contexto, Carlos y Alberto se encargaron de alejar casi todo el peligro.

Lo que no pudieron despejar ellos lo erraron los visitantes. Con la cercanía del descanso, los canarios mejoraron, aunque sin ser incisivos, para dominar más la posesión. La orden era clara: controlar la bola y dejar correr el cronómetro sin ninguna prisa para poder escuchar la charla táctica.

No cambió de tónica la táctica de Baraja de cara al segundo acto. Los suyos atacaban más que en las postrimerías del acto inicial, pero seguían alargando sus posesiones de forma descarada por razones obvias. Entretanto, a los de Lluis Martí les costaba mucho acercarse; Borja García falló una falta.

De tanto intentarlo, se fue acalorando la cosa y Hernández tuvo que calzarse el mono de trabajo. No es que los disparos rivales fueran excesivamente peligrosos, pero sí precisaban de sus intervenciones. La mejor la tuvo Brandon a la media vuelta en el área tras un pase tremendo de tacón de Stuani.

Los albirrojos pusieron en jaque muchas veces a sus rivales, pero no acabó llegando el jaque mate que les permitiera llevarse un punto a Montilivi. Misión cumplida para los isleños, que salen de la zona de descenso, y problemas para los catalanes, que quedan vulnerables a que les adelanten.