El futbolista alemán, de 27 años, había disputado dos partidos oficiales en lo que llevamos de temporada, ambos a finales de diciembre, antes del parón invernal.
Pero las necesidades obligaron a Tuchel a contar con él. Le tocó hacer de Bartra y no estuvo a la altura.
Fue el gran señalado en el segundo gol, que fue un mazazo para el Borussia. Centró Raggi, y sólo estaba él para cubrir a Falcao. Le tenía ganada la posición y aún así, falló.
Dudó si dejarla pasar, si despejarla de cabeza y, tal y como tiene la mano, hasta dudó si cortarla por las malas. Por si acaso.
Tanta duda terminó con él rematando a su propia puerta, batiendo a su portero, un Bürki que es posible que le lanzase señales confusas, porque no se entiende este error.
El resto del partido de Bender, gris. Muy gris. Le salva que hubo otros peores, como Piszczek. Pero ya saben, mal de muchos...