Regresa a la Champions League el Ferencvaros húngaro y se reencuentra con el FC Barcelona. Hoy día está muy lejos, pero hubo una época en la que el fútbol húngaro estaba entre los grandes. Y varios de los suyos brillaron en la transición de Les Corts al Camp Nou.
Todo empezó con Ladislao Kubala, una auténtica revolución. Con él llegaron poco después Kocsis y Czibor. Este martes, el diario 'Marca' recoge el testimonio de aquellos tiempos de Josep Maria Fusté, ex futbolista que compartió equipo con históricos húngaros del Barça.
"El fútbol húngaro era otra cosa. Tenía muy buenos jugadores con una excelente técnica. En aquella época no era normal ver jugadores de tanta calidad que hacían auténticas virguerías. Eran buenos, muy buenos. Había equipos muy fuertes como el Honved o el Ferencvaros que practicaban entonces un fútbol total porque atrás también eran muy fuertes", recuerda Fusté.
Hungría fue finalista del Mundial de 1954 y una década después, en 1965, el Ferencvaros ganó la Copa de Ferias. "Eran unos magos del balón", prosigue un Fusté que narró lo que supuso la llegada de Kubala al FC Barcelona: "Hacía cosas que nunca se habían visto. Fue al primero que vi hacer una paradiña en un penalti. Tenía una técnica excelente con una gran seguridad en el chut y pase con el empeine".
Para sus otros dos compañeros, más elogios: "Czibor era una bala con el balón en los pies. Kocsis era un gran rematador. Se decía que tenía tanta precisión rematando de cabeza que con cualquiera de los dos pies. Era un excelente futbolista con una gran técnica. La verdad es que la ponía donde quería".
Fusté no llegó a coincidir con Kubala como futbolista, ya que él llegó después al primer equipo, pero sí que lo hizo años después cuando el mítico húngaro, al que Joan Laporta le puso una estatua dentro del Camp Nou en su presidencia, fue su entrenador en el Barça.