Parece un capricho del fútbol, pero Mourinho y Pellegrini se vieron las caras en el estreno del portugués en el banquillo del Tottenham. Historia en España por sus cruces de declaraciones, por aquel "yo nunca entrenaría al Málaga", por mucho.
Tenía su picante la cosa, también por las dinámicas, porque ambos equipos llevaban dos meses sin ganar. Y al final, el pulso se lo llevó (no sin susto) José Mourinho: su Tottenham mostró esa versión poderosa y decidida que tanto se echó de menos.
Sin Pochettino, el Tottenham al menos encuentra en Mou alguien que pueda insuflar energía y reconciliar al equipo consigo mismo. Ya se verá si es efecto del estreno o no, pero la imagen fue clara desde el arranque.
Sin Eriksen, pero dando la manija a la sociedad Dele Alli-Son-Kane, el Tottenham se encontró cómodo. El coreano martilleó, le dio la primera parte a Roberto y encontró de hecho el gol, el primero de la 'era Mourinho' en Londres.
Son adelantó a los 'spurs' en el 35' con un disparo cruzado potente tras quebrar a Diop en el área, y poco después (42') entregó el segundo a Lucas Moura con un centro raso preciso, medido, para que el brasileño solo tuviera que empujar.
El Tottenham se fue con un 0-2 al descanso e hizo el tercero al poco de regresar de vestuarios. Harry Kane cabeceó con precisión un buen centro de Aurier que dejaba prácticamente sentenciado el encuentro.
Mourinho manejó los tiempos, entregó el balón al West Ham y plantó una red defensiva difícil de romper. O eso parecía, porque Antonio entró en el partido como un torbellino e hizo el 1-3 con un trallazo dentro del área ante el que no pudo hacer nada Gazzaniga.
Incluso con el 1-3 estaba todo controlado... o no. Porque ese gol del West Ham era el hilo de esperanza del que tiraron los de Manuel Pellegrini para enchufarse en los últimos instantes y apretar. Tanto, tanto, que llegó el 2-3 de Ogbonna en un córner sobre la bocina.
No hubo tiempo para más tras el cabezazo al fondo de la red del italiano, aunque sirvió para maquillar lo que fue otro palo más en la rueda para el proyecto del chileno. Este duelo se lo llevó Mou, ese viejo enemigo que siempre vuelve... o que nunca se fue.