Viernes, 20:45. Urge una victoria para seguir vivos en el 'play off' por el ascenso ante el Puertollano y forzar el tercer y último encuentro. En el primero, la lotería de los penaltis castigó a los de Moli. El Fernando Argüelles, un templo para ellos, debe darles el último empujón.
No necesita subir a Primera División para ser un modelo de gestión el club que preside Pedro Montiel. No es casualidad que les inviten al Campeonato de Europa sin haberse ganado el pase en las canchas: su proyecto es alabado allá por donde van.
¿Cuál es el secreto? "Compatibilizar formación y competición. Queremos que hagan deporte y luego tengan una vida. En general, falta atracción de talento hacia la Universidad, pero nosotros, con el deporte, lo conseguimos", cuenta el máximo dirigente de los umeños.
Los chicos (la plantilla es siempre superjoven porque no para de autoabastecerse) tienen de todo en el UMA Antequera: residencia, estudios y un inagotable cuerpo de médicos (fisios, readaptadores, sicólogos, escuela de espalda) que ni los más grandes talentos de la LNFS podrían soñar.
Y, lo mejor de todo; la Academia Red Blue, una escuela de fútbol e inglés para unos 160 niños que gestionala propia plantilla. Por eso, como dice Gonzalo, guardameta del plantel, "no necesitamos estar en Primera para sentirnos como estrellas".
En primera persona
Miguel Conde, uno de los más veteranos que estuvo hace tres años en la élite con el UMA, es consciente de que en Segunda sigue igual de feliz. Pero quiere quitarse la espina del ascenso no culminado la anterior campaña.
"El año pasado salí de O'Parrulo diciendo 'a ver...'. Este año tengo otra sensación distinta de que podemos. Ojalá el pabellón esté a reventar", confiesa.
En el choque de ida igualaron un 3-0 del Puertollano. En la prórroga, por dos veces se adelantaron, pero en los penaltis no hubo fortuna. "Queremos sentir el aliento de la gente para volver a competir con los mejores equipos del mundo", deja Montiel como mensaje de llamamiento a la afición.
También cuentan con el factor Moli. El técnico malagueño, 23 años al servicio de la causa universitaria, es el más laureado de España: 17 veces campeón nacional y dos de Europa, ya subió al equipo, con el que también resultó ocho veces ganador del premio a la deportividad.